Análisis Lost Planet 3

Un punto original, aunque no inédito en el género, es el de poder usar mechas cuando uno de los equipos consigue determinados objetivos, otorgando cierta ventaja temporal al que lo controla. Además, aquí el mecha sí que será el hermano militar del que manejamos en el modo Campaña, por lo que va equipado con varios tipos de armas. Lamentablemente, su uso es bastante simple, presentado únicamente como una ventaja transitoria parecida a lo que puede ser el bombardeo en un ‘COD’.

El número de mapas es escaso, al igual que los tipos de partida, que además son los clásicos entre los más clásicos (Dominación, Capturar la Bandera, etc.). Sin embargo, una cosa que cabe destacar de forma muy positiva es el sistema de evolución del personaje y el desbloqueo de armas y habilidades, centrado únicamente en lo que al jugador le interesa según el tipo de personaje o de arma en el que se quiera especializar.

Un Modo Multijugador directo pero poco original

En resumen, aunque este modo Multijugador es directo, consecuente con lo mostrado en el modo Campaña y entretenido, la sensación general es de algo poco original, desaprovechado e incluso incompleto. El número de jugadores simultáneos es escaso para lo que ya estamos acostumbrados en estos días, y la calidad técnica es bastante inferior al modo Campaña, como si esto hubiese sido un añadido de última hora que se hace rápido y corriendo.

En el apartado gráfico no hay mucho que objetar. No es que el juego sea perfecto, porque tiene sus fallos, pero en general el cambio de motor gráfico hacia el Unreal Engine 3 (en lugar del propio de Capcom) le ha sentado bastante bien. Las pegas que podemos poner llegan en alguna que otra animación concreta o en el diseño de personajes o criaturas muy secundarios, así que tampoco hay demasiado que criticar.

Sin embargo, lo más espectacular de todo, perfectamente logrado, es la ambientación. ‘Lost Planet 3’ consigue transmitir gráficamente la espectacularidad y amplitud de unos entornos profundos y deshabitados, con los que somos capaces de compartir su absoluta soledad. El estudio ha podido plasmar de forma genial unas condiciones atmosféricas imprescindibles para el desarrollo del juego, incluyendo tormentas, nieve, ventiscas y la iluminación variable asociada a cada una de estas inclemencias meteorológicas. Las localizaciones internas también quedan muy bien retratadas, ya sean la circunstancial base humana como las abandonadas y oscuras cuevas que se pueden encontrar por todo el juego.

A este acierto de ambientación gráfica tenemos que añadir la igualmente acertada ambientación sonora. Una vez más, la sensación que nos azota en medio de condiciones climatológicas adversas está totalmente conseguida, pero también lo está la parte silenciosa que invade el título cuando nos adentramos en algún lugar cerrado, cosa que no siempre es fácil.