(Ps3, 360)
La oscuridad es tu camino
'Dark Souls' regresa por la puerta grande para poner el broche de oro a la pasada generación
Plataforma analizada: PS3Puede que lo hayas visto, en un sueño quizá. Una tierra sombría y olvidada. Un lugar donde las almas pueden doblegar tu afligida mente. Lo perderás todo. En cuanto recibas la marca. El símbolo de la maldición. Un augurio de oscuridad. Tu pasado. Tu futuro. Tu propia luz. Nada tendrá sentido, y ni siquiera te importará. Para entonces, ya no serás un humano. Serás algo que se alimenta de almas. Un Hueco.
Hace mucho, en una tierra amurallada del norte, un gran rey construyó un magnifico reino. Creo que lo llamaban Dragleic. Quizá te resulte familiar. No, como ibas a serlo. Pero un día te alzarás ante su puerta decrépita sin saber realmente por qué…
Y así, con esta pequeña entradilla implementada en una de las pocas pero espectaculares cinemáticas, da comienzo el juego. A priori puede parecer que el hilo argumental del juego goza de más peso que antaño, pero únicamente sigue siendo una mera excusa. Cabe recordar que nunca ha sido tal el propósito de From Software.
Un reino devastado por los antiguos gigantes que cruzaron el mar en el que actualmente habitan cuatro de las criaturas de inmensas almas. Nuestra misión, acabar con ellos y encontrarnos cara a cara con el rey que gobierna dicho reino para terminar de una vez por todas con la maldición que nos asola: lograr la humanidad permanente o caer en el más profundo de los descansos de una vez por todas. Bajo esta disculpa nos embarcamos en una desafiante aventura plagada de sensaciones, que no dejará indeferente a nadie. El legado de Dark Souls no ha podido ser más satisfactorio. Mantiene su esencia intacta - sobre todo en cuanto a dificultad - y pule todos y cada uno de los aspectos del anterior juego.
Como habéis podido leer en la introducción, encarnamos a un ser maldito denominado Hueco, un ser sin alma cuyo juicio se ha visto degradado por completo. Durante los primeros compases del juego deberemos darle personalidad a nuestro personaje, escogiendo entre una de las ocho clases disponibles - guerrero, caballero, espadachín, bandido, clérigo, hechicero, explorador y marginado - y proporcionándole la apariencia deseada - sexo, cabello, tez -. La elección de clase no se muestra restrictiva en cuanto al desarrollo del personaje, ya que podrás usar todas las habilidades con cualquiera de las clases que selecciones - en Dark Souls la piromancia era exclusiva del piromante -, ya sean hechizos, milagros, armas de largo alcance…
Desde el mismo comienzo en el que somos partícipes de un pequeño tutorial, podemos comprobar la magnitud del título. El desarrollo del entorno y de los escenarios – ya sean mazmorras o lugares abiertos - raya a gran nivel y es mucho más rico que lo visto hasta ahora en la saga. Gracias a ello se ha podido implementar un mayor nivel de exploración, algo que sin duda contentará a los más curiosos.
Se agradece en gran medida el nuevo diseño de la interfaz mucho más simplificada. Situada en la parte superior izquierda de la pantalla a modo de pestañas se despliega pulsando el botón Start - la acción no se detiene por lo que acceder a ella en situaciones de peligro es muerte segura -. Desde ella que podemos entrar en el inventario, cambiar el equipo, comprobar los datos de nuestro personaje, etcétera. El menú de acceso rápido no se ha modificado: intercambiar las armas u objetos equipados sigue siendo tan sencillo como pulsar la cruceta de control.
Una de las grandes preocupaciones de los seguidores de la saga era si esta secuela continuaría manteniendo el nivel de dificultad del que presumían ‘Demon Souls’ y ‘Dark Souls’, más aún si cabe con la marcha de Hidetaka Miyazaki y después las contradictorias declaraciones de las dos personas encargadas de la dirección del proyecto, Tanimura Yui y Tomohiro Shibuya. Tras dichas declaraciones varios fueron los rumores que apuntaban a una posible casualización del título para, algo que ni por asomo se ve reflejado en el resultado final del trabajo de From Software. Podéis respirar tranquilos porque ‘Dark Souls II’ es una completa odisea en sí, en la que acabar muerto se convertirá en la tónica habitual del juego.
Lo mejor
Mantiene viva la esencia Dark Souls
Su gran mapeado y sus localizaciones
El sistema de combate, fiel a la realidad
El nivel de dificultad, un desafío constante
Lo peor
Gráficamente pudo haber dado más de sí, sobre todo tras la demo técnica ofrecida
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