Análisis The Elder Scrolls V: Skyrim - Dawnguard (DLC)

En el juego original fue una gran sorpresa para los seguidores de la franquicia el poder volver a retomar el papel de los hombres lobo; aunque lo visto en el producto final no convertía a estos en algo realmente imprescindible y a la altura de lo esperado. Con Dawnguard la cosa cambia, los hombres lobo no representan una parte esencial en la historia pero su jugabilidad se ha visto mejorada gracias a la implementación de nuevas habilidades que consiguen que interpretar el papel de “guerrero peludo” sea más divertido.

Una vez tenemos el elenco de personajes; la trama se desarrolla sin muchas complicaciones y a lo que Bethesda ya nos tiene acostumbrados: dependiendo del bando que escojamos (en muchos casos estaremos en mitad de la disputa sin pertenecer por entero a uno u otro) nuestras misiones consistirán en cumplir lo presentado por Lord Harkon o por el máximo encargado de los Guardianes del Alba. Nada que no hayamos visto en Skyrim con la Hermandad Oscura por citar algún ejemplo. Por si fuera poco, y esto es algo que el estudio debería de solucionar en futuras entregas, es el absoluto carisma y diversión que destilan las misiones secundarias por encima de las principales. Algo que ya ocurriera en la versión original del juego dotando de una epicidad realmente increíble a muchos de los llamados “recados” que personajes meramente sin importancia nos ofrecían y que dejaban en pañales a otras que involucraban a los mismísimos Guardias Grises.

Los grandes protagonistas del título que se publicará en Noviembre eran los dragones, hasta aquí estamos todos de acuerdo; en Dawnguard harán de nuevo acto de presencia y aunque no os podemos desvelar nada para no chafar la sorpresa y el argumento; su importancia no llega a la de Skyrim; por lo que estos han dejado su sitio para que vampiros, hombres lobos y grupos cazadores de ambas criaturas sean quienes mueven los hilos por esta vez.

Jugabilidad

Completar Dawnguard os llevará entre unas 15 o 20 horas de duración dependiendo de cuanto profundicéis en él. Aquellos que os guste forjar objetos, jugar en dificultades altas o recoger materiales para la alquimia os lo pasaréis en grande dada la cantidad de nuevos utensilios que Bethesda ha introducido. Los que simplemente os centréis en la trama no tardaréis en “dar carpetazo” a un producto que a pesar de contar con momentos impagables como las batallas a caballo se antoja limitado debido en parte a la escasa amplitud de territorio que ofrece en el mapa.

Seamos sinceros, Dawnguard y como ya se dijo anteriormente incita demasiado al jugador a convertirse en todo un lord vampiro; este tendrá su propio árbol de habilidades y por el cual podremos tener poderes como hacer levitar a los enemigos para robarle su alma y que luchen de nuestro lado u optar por mandar a nuestros adversarios una legión de murciélagos. A grandes rasgos un personaje con el que os lo pasaréis en grande deambulando por Skyrim mientras que cumplís misiones pero del que debéis saber que una vez escogido no hay vuelta atrás (a no ser que encontréis el antídoto requerido) y que la luz del sol obviamente jugará en vuestra contra.

Si sois de los que lleváis escrito “el bien y el honor” a fuego, La Guardia del Alba será vuestra opción favorita. Para dar un poco más de carisma al bando se ha motivado al jugador con la posibilidad de que acceda a nuevos Gritos de Dragón, nuevo arsenal entre el que se incluye la ballesta y sus correspondientes virotes (ahora realizables mediante huesos de dragón), más armaduras y una nueva vivienda en la que poner todos nuestros “recuerdos” en pasadas aventuras.

Los escenarios hacen honor al argumento de la expansión consiguiendo esa sensación de inquietud en algunos de ellos dada la temática que toca siendo en su mayoría el ambiente tétrico el predominante.