Análisis Prototype

En definitiva, a pesar de tener mayor profundidad argumental que la mayoría de sandbox, la historia no sorprende; simplemente cumple con su cometido. Las cinemáticas a veces son absurdas, pero en otras ocasiones ayudan de forma básica a comprender la evolución de la trama. El mayor problema del juego, sin duda, es el escaso carisma del protagonista, que carece de matices y con el cual no te sientes identificado en ningún momento, llegando incluso a no comprender porque actúa de determinada forma.

Gráficos

Sin duda el peor apartado del juego con mucha diferencia. Es un título especialmente rácano en cuanto a gráficos a pesar de que, por desgracia, esta a la altura de muchos sandbox. Pero esa es la diferencia entre Prototype y los grandes del género. El título de Radical Entertainment luce texturas y modelados de la pasada generación, y eso se nota no solo en la ciudad sino también en las cinemáticas que se ejecutan con el motor del juego, donde vemos unos modelados faciales pobres. Eso sí, algunas escenas pre-renderizadas tienen un nivel bastante bueno. El alcance de visión es corto, se abusa del efecto niebla y además los edificios que están a cierta distancia carecen de texturas y dan un efecto muy feo. También podemos observar esto al escalar y mirar al suelo: donde a pie de calle hay centenares de personas y muchísimos coches ahora solo vemos un par de vehículos y de transeúntes. Y para esto no hace falta subir muy alto. Los modelados de los ciudadanos se repiten bastante, así como los de los vehículos, y los edificios lucen un texturizado bastante justito.

Hay un apartado que sobresale por encima de los demás en este campo: la iluminación. Se reflejará bien en los edificios y en los personajes, además de representar bien los ciclos de luz y los cambios de zona. Esto ayuda a la ambientación, ya que mientras las zonas ocupadas por los militares tienen un tono azulado, aquellas que estén apropiadas por los infectados tendrán una iluminación rojiza. Esta ambientación también se nota en detalles como las esporas rojas que se extienden o, en general, el caos de los lugares infectados. Veremos coches destrozados, gente batallando y fuego por doquier. Se tiene que reconocer que la sensación de batalla y penuria se transmite de maravilla, recibiendo durante el juego este sentimiento de desolación y decadencia total.

A cambio de los fallos antes comentados el título nos compensa con un rendimiento gráfico envidiable. Toda la ciudad se carga sin tiempos de espera ni tirones, a pesar de albergar en sus calles cientos de personas, monstruos y vehículos (incluso durante las batallas). No sufrimos los odiosos efectos popping o clipping, los frames correrán de forma estable y a pesar de la gran cantidad de animaciones de Alex todas se ejecutarán de forma fluida. Centra todos los esfuerzos del motor gráfico en ofrecer libertad sin las barreras de las bajadas de frames o de efectos que estropeen un título tan dinámico como este. Además tampoco se aprecian dientes de sierra y el antialising trabaja a buen nivel en este título. Otro de los grandes logros de Prototype es mostrar una Nueva York muy bien representada, fiel a su homónima real, donde reconoceremos lugares emblemáticos como Central Park o el Empire State. Sin duda Prototype no pasará a la historia por sus gráficos, tremendamente simplones y desfasados. Su potencial en este aspecto se encuentra sobretodo en la cantidad de personajes que mueve en la pantalla y, además, de la fluidez con la que se mueve.

Jugabilidad

Si antes hablábamos del peor apartado del juego, ahora vamos a ahondar en lo más interesante que nos ofrece Prototype: la jugabilidad. Como mutante que es, Alex goza de muchísimos poderes y habilidades. Podremos asimilar a todos los seres vivos que veamos, adquiriendo su salud, habilidades, apariencia y recuerdos. También podremos transformar nuestro cuerpo en un arma (espadas, lanzas, garras, etc) o blindaje, destruir todo con nuestra gran fuerza, planear y saltar como nadie y también escalar edificios gracias a nuestra velocidad extraordinaria. Como vemos, Mercer es una máquina de matar, un poderoso personaje que no podrá ser detenido ni por un ejército, o en este caso dos. Radical Entertainment ha hecho que manejar todas estas habilidades sea increíblemente sencillo. Nada de extensos combos; todas las acciones tanto de movimiento como de combate se ejecutan de forma sencilla y son fáciles de asimilar. Como en todos los juegos de este estilo, podremos movernos con libertad por la ciudad aceptando misiones y algunas tareas secundarias. Estas tareas van desde saltar de un edificio para caer lo más cerca posible de una diana hasta consumir a cierto número de personas en un tiempo concreto, pasando por otras como ponernos de lado de algún bando en una batalla campal, hacer una ruta contrarreloj o destruir los edificios consumidos por el virus. Otras de las actividades que podremos hacer en la ciudad serán destruir bases militares o colmenas de los infectados, eliminando la presencia de éstos durante un tiempo y sumando Puntos de Experiencia que nos servirán para comprar habilidades o mejorar nuestro personaje. Podemos participar en las guerras entre ejército e infectados o absorber a transeúntes marcados para adquirir sus recuerdos y rellenar así pequeños detalles de la trama. No faltarán tampoco los elementos coleccionables: nada menos que 200 ocultos en toda Nueva York, además de 20 adicionales que nos desvelarán secretos del juego.  

El manejo es sencillo pero divertido. No tardaremos en hacernos con el control, y pronto podremos destruir todo tipo de enemigos con facilidad. Eso sí, apuntando a un enemigo con el gatillo superior izquierdo podemos encontrarnos con que la cámara nos juege una mala pasada haciendo movimientos extraños y ocultando al jugador la plataforma en la que quería posarse. Pero en general la cámara no causa muchos problemas y, como hemos comentado, la jugabilidad sencilla y asequible nos permite crear combos y ejecutar movimientos muy espectaculares. Mención a parte para el modo de elección de arma, armadura y habilidad, durante la cual el tiempo se para y de forma sencilla podemos escoger que queremos en ese instante, haciéndolo sencillo y dando fluidez a la acción. Sin duda la jugabilidad está a la altura del frenetismo del que se ha querido dotar el título.