Análisis Need For Speed: The Run

No siempre los coches más veloces serán los más recomendables.

Durante las carreras tendremos una "barra de vida" que irá disminuyendo con cada choque que suframos, o con cada embestida de los policías. El resto de coches rivales y policías mostrarán la suya en su parte superior que también irá disminuyendo. Así sabremos cual de los rivales es más fácil de eliminar y, ya de paso, rellenar nuestro depósito de óxido nitroso. Este depósito se rellenará con cada acción temeraria que hagamos (ir en dirección contraria, ir a máxima velocidad o eludir los bloqueos policiales). Como ya es habitual en los juegos de conducción, el óxido nitroso nos dará una entaja temporal de velocidad y aceleración.

Los logros también harán acto de presencia y serán objetivos secundarios a realizar si queremos completar el título totalmente. Algunos serán sencillos, como usar el óxido nitroso durante x segundos o permanecer en el rebufo durante un tiempo determinado, pero los más complicados serán un verdadero quebradero de cabeza para el jugador.

En ciertos puntos de los trazados tendremos que completar pequeñas "misiones" interactivas como esquivar un corrimiento de tierras, los disparos de un helicópero policial o lograr una velocidad mayor para saltar precipicios. Estos trazados especiales son en algunos casos algo complicados, pero evitan la monotonía de un título que puede llegar a ser repetitivo si te centras exclusivamente en un modo de juego.

Aparte de las carreras, en el trascurso de la historia se nos propondrá una serie de minijuegos en los que tendremos que usar la pantalla táctil para superarlos. En estas "minifases", nos tocará hacer uso de la pantalla táctil y son en su mayoría fáciles de realizar. Lo negativo de esto es que si fallamos uno de estos retos un número determinado de veces, el juego continuará eludiendo el minjuego, dando por hecho que somos incapaces de avanzar. En mi opinión creo que es un fallo algo grave, ya que no da la opción de seguir intentándolo hasta conseguirlo.

Durante la carrera, la pantalla táctil servirá de mapa, mostrará algunas calles relevantes que atravesemos, a los rivales y los coches patrulla que nos persiguen. Aparte de eso, su uso se centra en los minijuegos antes comentados.

Los coches presentarán ciertos daños conforme nos golpeemos contra los rivales.

Además del modo historia, podremos jugar una gran cantidad de retos divididos por dificultades en los que tendremos que eliminar x corredores, pasar por una serie de radares a gran velocidad, batir un tiempo establecido o llegar los primeros sin ser eliminados. Estos retos, además de ser un aliciente y añadir duración, suponen un verdadero desafío. A cambio, cada vez que completemos uno, se desbloquearán secretos y más retos. Todos establecerán una clasificación que nos dotará de medallas en función de nuestra actuación y nuestras puntuaciones se registrarán para ser compartidas con los amigos a través del sistema Autolog.

Por último, el modo online será la guinda del pastel, ofreciendo intensas carreras de hasta cuatro jugadores simultáneos en todos los circuitos del juego. Las funciones online (y sociales) se completarán con el sistema Autolog y el intercambio de datos a través de Streetpass. El sistema Autolog, pionero en la portátil, registrará cada uno de los tiempos y puntuaciones que logremos en las carreras y desafíos y además, seguirá la progresión de nuestros amigos. Lo interesanté es que el propio sistema nos mostrará qué amigo supera alguno de nuestros tiempos o si ha superado alguna prueba para retarnos a intentar superarlo. En mi opinión me parece todo un acierto para un juego de este estilo. Conseguirá picarnos con nuestros amigos y nos invitará a repetir cada una de las fases hasta que seamos los más hábiles al volante.

Como nota negativa, el modo online no está tan poblado como en otros títulos y a veces, la búsqueda de las partidas se demora más de lo que sería deseable. Aún así, no hay grandes problemas y disfrutar de este modo no será tarea imposible, ni mucho menos.