Análisis Metroid

Para hacer más sencilla nuestra labor contaremos con expansiones que aumentarán nuestra capacidad de vida y misiles máximos (Tanques de Energía y Expansiones de Misiles), de modo que podremos hacernos más fuertes a medida que avanzamos y exploramos las peligrosas entrañas de Zebes. Expansiones que por otra parte estarán escondidas a muy mala leche (sobre todo algunas) y que hacen que sea demasiado improbable que las encuentres todas por ti mismo sin la ayuda de una guía (tales como disparar a x bloque de la pared de forma completamente aleatoria y descubrir una Expansión de Misiles.)

Un código permite utilizar a Samus sin traje.

Cabe destacar también que Metroid es famoso por haber sido uno de los primeros videojuegos en ofrecer múltiples finales distintos (cinco concretamente). En este caso el final variará en función del tiempo empleado a la hora de terminar el juego, siendo una hora el tiempo límite para acabarlo si queremos conseguir el mejor final. Esto popularizó lo que hoy conocemos como “speedrun”, un sistema muy extendido entre los jugones más veteranos que consiste en superar un deterinado videojuego en tiempo récord.

En resumen: Metroid supone una exquisita combinación de elementos jugables donde ni la acción, ni el plataformeo ni la acción cesan en ningún momento. Es divertido a rabiar, con un gran control sobre nuestro personaje, buena música (los que hayan jugado a los Metroid actuales reconocerán todas las melodías clásicas) y gráficos que, aunque en NES los ha habido mejores, son bastante correctos en general, con una buena variedad de escenarios, buenas animaciones y diseño de mapas y enemigos notables para su tiempo, aunque quizás algunas secciones se parezcan demasiado a otras en cuanto a estructura.

Houston, tenemos un problema

Es una pena que el conjunto de Metroid no se mantenga tan brillante con el paso del años, tal y como se ha mantenido su innovadora puesta en escena y su estilo de juego. Fue un gran inicio para las aventuras no lineales de libre exploración, pero resulta imposible obviar su buen par de defectos, incluso para aquellos tiempos...

El juego es enorme, incréiblemente inmenso hasta cotas insospechadas. Esto a priori no debería de ser un problema, si no todo lo contrario... El problema radica en que no se nos proporcina ningún tipo de mapa para poder guiarnos por los inabarcables escenarios, con lo que la falta del sentido de la orientación será algo muy común en este juego y dicho sea de paso, algo muy molesto y agobiante que sacará a relucir nuestro lado más agorafóbico.

Lo más fácil de Metroid es perderse.

Para más inri, el juego carece de batería interna de guardado para las partidas, haciendo uso de unas bastante incómodas contraseñas, demasiado largas para mi gusto (24 dígitos). Se nos proporcionará una contraseña diferente por cada vez que perdamos, algo que os puedo asegurar no será precisamente poco habitual. Y lo que es aún peor y más frustrante, es que la versión japonesa del juego (para Famicom Disk System) sí tenía memoria interna, tres archivos de guardado diferentes más concretamente.

Cabe destacar que por cada vez que perezcamos seremos retornados al principio de la zona donde estábamos, con tan solo 30 puntos de vida. Esto se hace especialmente molesto teniendo en cuenta lo extremadamente difícil que es recuperar vida en este juego, algo que nos relegará a matar enemigos continuamente con la esperanza de que dejen tras de sí cápsulas de vida...

Como he dicho más arriba, es una pena que un juego tan importante e influyente como lo es Metroid tenga sobre sí una losa tan pesada. Y es una pena precisamente porque de solventarse estos errores estaríamos ante una obra maestra de gran calibre incluso a día de hoy. Si bien en su día fue toda una joya (y lo sigue siendo), en los tiempos que corren este tipo de fallos pasan factura.

Archivos de guardado... Solo en Japón.