Análisis Juegos Olimpicos Vancouver 2010

Los rostros de todos ellos están ejecutados con una calidad sublime, que despertará la envidia de muchos otros títulos de corte más hardcore. Tienen una carga poligonal excelente y las texturas lucen a un nivel muy bueno. Sin duda es el punto que más sorprende del apartado técnico, ya que los cuerpos de los deportistas son todos iguales (incluso las ropas, tan solo cambian de color) pero las caras estas muy bien dotadas de expresividad, a pesar de no basarse en ningún modelo real. Lo mejor de todo ello es poder jugarlo sin ninguna ralentización, básico para el tipo de juego del que estamos hablando. Cabe destacar también el buen diseño de los menús, con un acabado muy atractivo y unas transiciones logradas. En definitiva, un apartado técnico loable para un título que quizás no acompañe al buen hacer en este apartado.

Jugabilidad

La jugabilidad del título es muy básica, sin grandes florituras pero efectiva a la hora de llegar a todo tipo de públicos. Los controles deberían de ser  muy variados debido a la disparidad de las pruebas, que obviamente no se pueden ejecutar de la misma manera. Cada una tiene un control más o menos único, adaptado a la prueba. Pero en realidad todas tienen una estructura muy parecida. Por ejemplo, en alguna tendremos que coger velocidad apretando rápidamente un botón, y posteriormente dirigir al deportista por una ruta marcada con la mayor habilidad posible para hacer el mejor tiempo. Aunque con variaciones, digamos que esa es la premisa que siguen casi todas las pruebas.

Al principio de cada prueba se nos da la opción de empezar directamente o de pasar primero por un breve tutorial de la prueba para aprender los controles. Con que hagamos este tutorial una vez será suficiente, ya que si algo tienen los controles de Vancouver 2010 es que son muy sencillos e intuitivos, y como hemos dicho acaban usándose siempre las mismas fórmulas. Cuando empecemos nos daremos cuenta de la importancia de haber calentado bien nuestro pulgar, ya que normalmente si no machacamos bien los botones al principio poco podremos hacer durante la prueba.

El resto requerirá controlar la trayectoria del deportista al estilo de los juegos de conducción, pero que requiere un punto más de precisión y concentración. La verdad es que a pesar de la sencillez de los controles, la realidad es que al principio es bastante difícil conseguir los objetivos, lo que puede llevarnos rápidamente a la desesperación al ver que a pesar de esforzarnos al máximo no conseguimos el oro.

La repuesta es buena y no se notan errores en este aspecto. El mayor problema del juego, y que oscurece todo lo demás, es que estas mecánicas se repiten una y otra vez a lo largo del juego y rápidamente nos cansaremos de ellas. Este tendría que ser el apartado que nos atrapara, ya que el resto es bastante soso y quizás una jugabilidad atractiva hubiera enganchado a muchos jugadores. Pero se han basado en un estilo casual, como algunos de los cientos de juegos de este estilo que existen en Wii, pero aplicándolo a un pad.

Un experimento que salió mal incluso antes de ejecutarlo. No se puede negar que el estilo de juego ya abre pocas puerta a la imaginación de los desarrolladores en concepto de jugabilidad, pero con un poco más de trabajo se habría convertido un juego soporífero en un buen aliciente para jugar con amigos. Cabe destacar que no existen niveles de dificultad, algo que favorecería al juego animando a los menos hábiles.

Sonido

En lo que se refiere al apartado musical, Vancouver 2010 se ve acompañado por melodías rockeras muy al estilo de la mayoría de juegos deportivos. La verdad es que estos temas, que tampoco son demasiado variados, tan solo acompañan al desarrollo. Eso sí, el estilo de las canciones casa bastante con el juego y le da un aire más desenfadado de lo que podría parecer este título en un principio. Ninguna de las canciones nos sonará ni tampoco se nos pegará tras jugar. Pasan desapercibidas, pero dan ese punto de distinción para no caer en la monotonía.

Los efectos sonoros van por el mismo camino. No hay una gran variedad de ellos, y van desde el deslizar de la tabla por la nieve hasta los gritos del público. No se aprecian demasiadas voces, pero las pocas que hay están en inglés y resueltas decentemente. La música no nos deja apreciar si realmente existen muchos sonidos para la acción, pero ya os lo decimos aquí: no. Los justos y básicos para hacer la experiencia lo suficientemente realista. No se han esmerado demasiado desde Eurocom Entertainment en este apartado, que cumple su función pero ni sorprende ni agrada.

Diversión

Imagino que a estas alturas del análisis ya supondréis que Vancouver 2010 no ofrece demasiadas horas de diversión. De hecho, en la mayoría de casos, ni tan siquiera llegará a ofrecerla durante los primeros momentos. Tanto por la jugabilidad como por lo que se nos propone hacer resulta un juego tedioso, que puede entretener inicialmente pero que no nos dará la diversión equivalente al precio que cuesta. No existe un objetivo que nos motive ni una mecánica divertida. Podemos poner nuestros propios objetivos, es decir, querer lograr medalla en todo, pero no podemos ir más allá de eso. Es un juego al que le falta espíritu, un título vacío que no ofrece demasiado al jugador.

A no ser que seas un apasionado de los Juegos Olímpicos de Invierno (¿alguno en la sala?) o que dispongas de poquísimo tiempo para jugar y tan solo quieras un par de partidas rápidas para picarte antes de ir a cenar, es difícil que este juego te llene lo más mínimo. Ofrece menos de lo que te ofrece cualquier otro juego deportivo, con la diferencia que la licencia prestada no es ni de lejos la más mediática de las disponibles. Un título para alquilar, pero no te corresponderá si pagas por el los 60€ que cuesta.