Análisis Juegos Olimpicos Vancouver 2010

Quizás el problema de estos juegos sea que mientras todos conocemos a nuestras selecciones de baloncesto y fútbol y a otros atletas olímpicos como Gemma Mengual o David Cal, pero dudo que la mayoría pueda poner cara a Ander Mirambell, Sonia Lafuente o a Diego Ruíz. Este evento apenas mueve masa social, pero no se puede negar que en los últimos años hay una mayor sensibilización para con el deporte en general. Si antes no conocíamos nada sobre fútbol sala o el atletismo, ahora los medios los cubren con mayor interés. Y obviamente esto se refleja en un mayor conocimiento, aunque tímido, de lo que ocurre en los Juegos Olímpicos de Invierno.

Sin duda si reconocemos el éxito de unos Juegos Olímpicos y el auge de los Juegos de invierno, encontraremos la razón por la que SEGA se ha centrado en crear títulos sobre estos acontecimientos que sean atractivos de cara al público. Este tipo de juegos existe desde tiempos inmemoriales y por desgracia su mecánica no ha variado mucho: suele basarse en combinaciones de botones o mecánicas muy rígidas. Nos gustaría decir que el videojuego de Beijing 2008 como este Vancouver 2010 rompen con esa monotonía, pero tan solo se trata de los mismos juegos de hace años pero mejorados técnicamente y con un punto casual. Veamos detenidamente que nos ofrece este Vancouver 2010.

Historia

Es de cajón que en Vancouver 2010 no nos encontramos una historia al uso. Lo que si que sirve como hilo conductor de los diferentes minijuegos a los que nos enfrentamos es el hecho de ponernos al frente de nuestra selección nacional favorita entre las 24 presentes (aunque en los Juegos reales participan 82 naciones)  e intentar hacer un buen papel en esta edición de los Juegos Olímpicos de Invierno, haciéndonos con cuantas medallas podamos. Aunque penséis lo contrario, los atletas que manejamos no son los reales, ni tan siquiera tienen sus características o se ha intentado que se parezcan. Modelados random con trajes que incluyen colores de la bandera del país, denotan que lo que menos importa es la similitud con los Juegos Olímpicos de invierno reales, sino jugar a estos minijuegos que nos proponen y picarnos para conseguir una medalla.

De hecho, estas pruebas pueden jugarse en el orden que queramos y las veces que deseemos. Eso sí, podemos ordenarlas a nuestro gusto para irlas jugando o pedirle a la máquina que nos ofrezca un orden para jugar. Fuera de eso, nos encontramos con que no hay un objetivo claro y que el espíritu del juego se encuentra demasiado difuminado. Si perdemos podemos volver a jugar, y si ganamos pues obtendremos una medalla y santas pascuas. No hay un desarrollo que nos lleve a una meta, sino simplemente minijuegos más o menos divertidos que podremos superar como y cuando queramos.

Digamos que este es el modo que vertebra el juego, y que además incluye dos variantes para jugar en LAN y a través de la red con otros usuarios. Para intentar cumplir con el principio videojueguil de variedad, Eurocom Entertainment ha incluido un modo de práctica para jugar a todos las pruebas y un modo desafío. Estos desafíos se van desbloqueando a medida que conseguimos medallas y que superamos los desafíos más sencillos, lo que supone el único aliciente para ir superando el modo principal.

Los desafíos también tienen lugar en las 14 pruebas ya comentadas, pero nos ofrecen ciertos retos a superar. Como vemos, el desarrollo no es del todo satisfactorio ya que se muestra desestructurado y falto de algún elemento que nos impulse a acabar el 100% del juego, más allá de los propios logros que queramos conseguir. Además, la eliminación de algunos deportes como el hockey sobre hielo es incomprensible.

Gráficos

En contraste con el apartado anterior, podríamos definir los gráficos del título como sorprendentemente buenos. No se es que trate de la panacea de la actual generación, pero si que para ser un juego que descuida tanto unos apartados, es extraño que otros estén resueltos con tan buen hacer. Se trata de un juego que entra muy bien por los ojos, que se muestra muy sólido durante toda la partida y que alcanza su máximo realismo en este apartado. Vancouver 2010 nos ofrece entornos realistas y bien recreados con personajes muy bien hechos, pudiendo gozar de todo ello en primera o tercera persona.

Obviamente los entornos representados tienen un claro dominador: la nieve. Esta logra un acabado muy bueno, a pesar de no ser del todo interactiva (por no decir nada). Tanto la textura como el reflejo de la luz en ella son muy realistas. Por otra parte, encontramos un público que también está bastante logrado, o que al menos logra "dar el pego" sin que percibamos ningún fallo. El resto de los elementos cumplen su cometido, y las vistas lejanas (casi siempre montañas) son el aspecto más destacado. Lo más espectacular, sin duda, es el efecto de velocidad a través de estos parajes. Pura inmersión. Los personajes que aparecen no son otros que, obviamente, los deportistas y sus entrenadores.