Análisis Xenoblade Chronicles 2: Torna The Golden Country

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Análisis Xenoblade Chronicles 2 Torna The Golden Country: Rememora el pasado

Xenoblade Chronicles 2 expande aún más su historia con la llegada de su primera expansión, ubicada durante los eventos de la Guerra de las Égidas

Plataforma analizada: Nintendo Switch
23/09/2018 12:41
La trayectoria de Xenoblade Chronicles 2 en Nintendo Switch ha marcado un antes y un después para la saga, ya que no sólo estamos ante el título más vendido de la franquicia, sino que en apenas un mes consiguió superar el millón de copias vendidas. Ante esta premisa, y con la alta estima que tiene el título, Monolith se enfrenta a la difícil tarea de mantener el listón con una expansión de la historia que rememora el pasado de Mytrha, Jin, Lora, Addam y muchos más personajes durante la Guerra de las Égidas.
Xenoblade Chronicles 2: Torna The Golden Country

Xenoblade Chronicles 2 Torna The Golden Country

Xenoblade Chronicles 2 Torna The Golden Country nos lleva a descubrir el pasado de Jin

La vida de un BLADE nunca es fácil. Nos limitamos a pasar el mayor tiempo posible con nuestros Pilotos hasta que este exhale su último aliento, cayendo en un pozo negro en el que olvidaremos todas nuestras aventuras juntos. Sin embargo, Lora era diferente. No sabría decir si estos sentimientos ya los había tenido antes, en otra vida, con otro compañero, pero en lo que se refiere a Lora, no quiero perderla de ninguna forma. Sé que la decisión es dura, pero para que entendáis mis motivos, aquel por el que fui más allá de los límites de los BLADE, necesito que conozcáis nuestras andanzas. Me llamo Jin, y esta es la historia de la Guerra de las Égidas. La historia de 'Xenoblade Chronicles 2 Torna The Golden Country'.

17 años. Para un humano puede parecer una eternidad, pero para un BLADE, cuya vida se prolonga el tiempo que vivan nuestros sucesivos Pilotos, no es más que un suspiro en el tiempo. Desconozco que hice en el pasado. ¿Fui un defensor de los débiles? ¿Un instrumento de algún maníaco? Es una cuestión que muchas veces me planteo, llevándome a pensar que hubiese pasado si, en lugar de Lora, hubiese sido su padrastro el que me hubiese despertado de mi Cristal Primordial. El simple hecho de vincularme con ese malnacido es algo que me retuerce en las entrañas, sobre todo por las cosas que me hubiese obligado a hacer a aquella pequeña que hoy se alza como una poderosa guerrera.

Sea como fuere, y pese a que habíamos elegido la vida de mercenarios junto a Haze, el destino nos tenía preparado algo más grande que nosotros mismos. Y todo ello ocurrió, cuando conocimos a Addam. En los tiempos modernos, todos conocen al Piloto de la Égida como el héroe que salvó a Alrest, pero por aquel entonces no era más que un hábil guerrero que desconocía el papel que le había sido designado. Puede que las circunstancias actuales me hagan negarlo, pero su actitud era digna de admiración. No tanto por ser alguien fuera de lo común, sino más bien por todo lo contrario. Addam me enseñó que cualquiera puede ser un héroe con su voluntad sin necesidad de obtener ningún don especial más allá de su fuerza de voluntad ¿será por eso que me he fijado en ese joven buceador?

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Jin y Lora se convierten en los testigos directos de la Guerra de las Égidas

Puede que muchos penséis que sólo lanzo desvaríos. A fin de cuentas ¿quién pensaría que Addam era un hombre corriente? No dudéis de mis palabras, mas tampoco os la toméis al pie de la letra. Las leyendas no exageran su grandeza, pero esta no corresponde a su derecho de nacimiento, sino a como se hizo a sí mismo. Y en ese aspecto, puede decir con orgullo que Lora y yo tuvimos algo que ver. Son muchos los Pilotos que usan el poder de su BLADE para luchar, pero nosotros fuimos más allá. Aunque fuese por necesidad, Lora y yo aprendimos a colaborar en la batalla, con uno atacando y otro cubriendo las espaldas e intercambiando las posiciones cuando fuese indispensable. Era lo que le hacía tan especial. Yo no era su instrumento, era su igual, su compañero. No negaré que en cierta forma me atemorizaba, ya que se exponía demasiado, pero que me tratase de esa forma...me hacía sentir humano.  

Addam y Hugo terminaron adaptando nuestra forma de combatir, convirtiéndonos de esta forma en un grupo que fue capaz de superar toda clase de desafíos rompiendo los límites, ya sea haciendo uso de nuestras artes una vez cargadas o nuestros combos de elementales combinados para lanzar devastadores movimientos. Y es que ya fuesen mercenarios, monstruos o el propio Égida, nada podía hacer frente a nuestro grupo. Es la magia que tenía esos momentos. Luchábamos, reíamos y crecimos juntos. Recuerdo que Egeon necesitaba encontrar objetos para subir sus competencias, ¿minerología? ¿Ictilogía? No recuerdo con exactitud cual era, pero sí que recorrimos Gormott durante un día hasta que consiguió dominarla, lo que terminó sirviéndonos en los muchos puntos de recolección de los titanes.

El limitado número de BLADEs provoca que sea más fácil llevarlos a todos a su máximo potencial, pero le resta personalización

Puede que muchos penséis que eso no es suficiente para que nuestro grupo se mantuviese unido. A fin de cuentas, pese a que en la actualidad el civismo no esté en su mejor momento, cualquier grupo de Pilotos y BLADES pueden cooperar entre ellos. Sin embargo, lo que nos hizo tan especial fue el hecho de que, frente a esos grupos conformados por un Pilotos con decenas de BLADE, el nuestro era un grupo reducido, de no más de dos BLADE por pilotos. Puede parecer que eso nos restaba la oportunidad de hacer diferentes combinaciones de movimientos, pero hizo posible que nos conociésemos mejor. 

Ya fuera paseando por las grandes llanuras o cuevas de Alrest o descansando junto a las muchas hogueras y campamentos repartidos, donde fabricábamos nuevas armas o preparábamos comidas, las charlas nos ayudaban a profundizar entre nosotros. El formalismo de Brighid. La solemnidad de Egeon. El desdén de Mythra hacia lo banal. Horas y horas hablando antes de dormir bajo las estrellas. Antes de seguir viviendo nuestra historia por los titanes. Parece increíble que semejantes criaturas estén bajo nuestros pies moviéndose por el extenso mar de nubes. Y más curioso es el pasar de los días, hora a hora y minuto a minuto viendo como a lluvia cae sobre nosotros para dar paso al resplandeciente sol. Todo ello mientras continuamos como si una flecha guiase nuestro camino, aunque a veces pudiésemos ahorrar tiempo revisando lugares conocidos en el mapa. 

Eso sí, pese a que teníamos un cometido que merecía toda nuestra atención, había algo que todos mis compañeros no podían evitar: ayudar a los más necesitados. Estos, como si de misiones se tratasen, nos pedían toda clase de quehaceres para solucionar sus vidas, como si esta les fuese en ello. Y podríamos  decir que lo hacíamos por mero altruismo, pero, pese a que esta era la idea original, durante el camino aprendimos a perfeccionar nuestras propias habilidades, ya fuese en la cocina o la artesanía, hasta el punto de que la experiencia obtenida nos beneficiaba, haciendo valioso el desvío. Esto conllevó a su vez que nos conocieran en todo Alrest, siendo cada vez más los que acudían a nosotros. Verse rodeada de gente agradeciéndole su trabajo hacía feliz a Lora. Yo por mi parte, pese a que también disfrutaba, no lo podía hacer plenamente. La fama y el prestigio conlleva su riesgo y no podía permitir que cualquiera de esos admiradores escondiese un asesino en su interior. 

Xenoblade Chronicles 2: Torna The Golden Country

Xenoblade Chronicles 2: Torna The Golden Country

Completar misiones nos dará prestigio, lo que abrirá las puertas a más misiones y objetos

En cuanto a lo personal, como ya mencioné, cada uno era especial a su modo, con diferentes habilidades que íbamos perfeccionando ya fuese con la experiencia del combate o las investigaciones por el mundo. Era sorprendente lo parecido que éramos los humanos y los BLADES en ese aspecto ¿quizás por eso Lora siempre me trató como un igual? E incluso pese a que no procediesen del mismo lugar, en ambas especies nos equipábamos con diferentes complementos que comprábamos en los puestos locales para hacernos más fuertes. Fue en aquella época cuando aún albergaba esperanza de que un futuro juntos era posible. 

Aquella época...si pudieseis haberla visto como yo. Pese a que en la apariencia física los titanes fuesen iguales que en la actualidad, no sois conscientes de lo que ha afectado al terreno el paso de este medio milenio. Donde ahora se erigen pueblos como Torigoth, antaño no había más que extensas llanuras en las cuales incluso las masas de agua cambiaban su cauce. Por no hablar del sonido que emanaba del viento, de la propia naturaleza. Era una gozada escuchar los susurros de la brisa, parecidos a los de ahora, pero con un tono disinto y erizándonos los pelos, sobre todo en el fragor de la batalla, que se alargaron hasta el enfrentamiento final durante semanas, aunque siempre tuve la sensación de que fueron unas 20 horas. 

Ya lo dije antes. La vida de un BLADE se prolonga el tiempo que vivan sus Pilotos. Desconozco lo que me deparará las próximas semanas, pero si mi vida tiene que llegar a su fin, agradezco poder irme al otro mundo con estos recuerdos. Lora... No sé si El Arquitecto podrá hacer que vuelvas a oírme, pero, me escuches o no, quiero que sepas que mi relato es por ti. Por todos aquellos que dimos nuestro mayor esfuerzo. Espero que allá donde estés puedas entender los motivos de mis futuras acciones, de aquello que veo necesario para encontrar la paz. Y ya sea antes y durante mi último aliento, recordaré nuestra historia. La historia de 'Xenoblade Chronicles 2: Torna The Golden Country'.

8.5

Lo mejor

La espectacular banda sonora

Un sistema de combate más ágil

El argumento bien hilado respecto a Xenoblade Chronicles 2

Lo peor

La poca personalización de los BLADE

Que cada vez que aceptemos una nueva misión se abra la pantalla de Prestigio

¿Cómo analizamos?