Análisis Racers' Island: Crazy Racers

Desgraciadamente, os adelanto que el juego supondrá una decepción para los que esperen encontrarse una experiencia similar a Mario Kart o similares, ya que debido a diversas carencias que detallaré en los diferentes apartados, el juego está sumido en la mediocridad desde la primera pantalla Ficha:

Presentación

Artefacts Studio, los encargados de realizar este juego, no son excesivamente conocidos en el mundillo, a pesar de ello están detrás de varios juegos de Nintendo DS, aunque la mayoría de ellos no han conseguido el favor de crítica o público.

Entre sus juegos están Moto Racer DS, El Internado, un juego de petanca y otros, en estos momentos la empresa parece vivir tiempos de crecimiento puesto que tienen en desarrollo juegos para todas las plataformas, con el juego que hoy nos ocupa hacen su debut en WiiWare, un formato complicado teniendo en cuenta la gran calidad de los juegos que se están lanzando últimamente, descubre en este análisis si este estreno ha sido afortunado o no.

Jugabilidad

El juego nos permitirá elegir entre seis personajes distintos, cada uno con sus respectivos coches que teóricamente son diferentes, sin embargo, al jugar apenas existen diferencias entre la conducción de unos y otros; además en carrera sólo corren cuatro coches, restando mucha intensidad a las carreras.

Con el botón Z aceleramos y con el stick manejaremos el coche, mientras que con el WiiMote podremos apuntar a pantalla y disparar a nuestros rivales, suena bien, pero esta característica, que podría haber sido lo que le hubiese dado un toque diferente al juego, no funciona en absoluto.

En primer lugar los disparos son de lo menos espectacular que hemos visto últimamente, una especie de puntitos de colores, y al disparar nunca tenemos la certeza de si lo que hacemos sirve para algo, por lo que muchas veces preferiremos olvidarnos del disparo para centrarse en no chocar. Pero el control de la conducción tampoco se salva de la quema, no tenemos un botón para derrapar como suele ocurrir en estos juegos, por lo que simplemente prolongando el giro el coche puede llegar a hacer curvas en U, pero la consecuencia es que nos veremos en muchas ocasiones intentando enderezar el coche, porque no responde bien.

Las físicas implementadas tampoco ayudan, es muy común quedarse “enganchado” con rivales o con partes del circuito, control en los saltos es inexistente, si tomamos mal una rampa irremediablemente nos iremos fuera del circuito. Los power ups son poco espectaculares, por no decir que, lo que se supone que es la salsa de este género, en Racers’ Islands: Crazy Racers pasan desapercibidos, un turbo, un piloto automático, ítems para molestar a los de detrás, lo de siempre pero sin un efecto claro en el devenir de la carrera.

Al menos se ha pensado en un multijugador a pantalla dividida, hasta cuatro personas a la vez, el juego invita a que sean ocho, una controlando el volante y otra apuntando, sin embargo en este modo los defectos se acentúan, ya que los que controlan los disparos terminarán por sentirse inútiles.

Como habéis comprobado me cuesta mucho sacar aspectos positivos, no es que el juego sean inmanejable, lo que ocurre es que todo es tan soso y monótono que las carreras se nos harán largas, y a los diez minutos pensaremos que estamos perdiendo el tiempo con este juego.