Análisis Forza Motorsport 4

Cada cambio, cada ajuste, por pequeño que sea, se dejará notar en la pista, podremos probarlos en pruebas de conducción o llevarlos a la competición directamente, y luego si somos puristas observar su utilidad en los tiempos y la telemetría, que mide desde la presión por rueda hasta el centro de gravedad. En Forza 4 se ha trabajado mucho con la simulación del desgaste de los neumáticos, un detalle que muchos pasarán por alto pero que seguro los expertos agradecerán, y es que ahora conviene cuidar los compuestos, aviso para los Hamiltons de turno.

La respuesta del coche sigue siendo magnífica, supondrá una experiencia muy distinta llevar un Seat Leon que un Ferrari F430, un vehículo con tracción delantera, trasera o a las cuatro ruedas, un muscle car o un utilitario japonés, aunque gracias a la competitividad de la máquina y los 60 frames estables todas las experiencias serán excelentes.

A tres pantallas se disfruta mejor

Los vehículos controlados por la CPU gozan de un comportamiento casi tan real como en la realidad, los habrá conservadores, agresivos, responderán a nuestras maniobras arriesgadas con más o menos contundencia, tratarán de devolvernos los adelantamientos aprovechando el rebufo, se pasarán de frenada, competirán entre ellos al límite... la sensación de que las posiciones de arriba se pagan caras siempre estará ahí. Además el juego nos irá premiando con insignias y logros y evaluará de 1 a 4 la calidad de nuestros adelantamientos, el trazado de la curva o el rebufo que hayamos usado.

Por desgracia no hay castigo para las "trampas", adelantar echando de la pista al rival o usarle de parachoques en la curva que precede a la recta final no recibe penalización alguna y nos puede hacer ganar alguna carrera ya perdida, algo que, para un simulador tan exigente en otras líneas, desluce.

Por supuesto un juego así se disfruta plenamente con un volante, aunque la respuesta al pad es muy precisa. Este año contaremos con una tercera opción donde nos olvidamos de la precisión y acercamos el juego a toda la familia. Sí, hablamos de Kinect.

¿Quién necesita mando?

La compatibilidad con el periférico se resume en tres acciones: Navegar en el modo autovista recorriendo los coches con movimientos de mano y cabeza, usar el head-tracking para mirar a los retrovisores mientras conducimos con el mando o volante y finalmente usar nuestras manos simulando que sostenemos un volante mientras se frena y acelera de forma automática. No es ni mucho menos tan preciso como el mando, pero el volante se mueve con suavidad y su nivel de captura ante pequeños giros es asombroso. Es una opción que está ahí y tal vez anime a más gente a descubrir un juego como este, y quien sabe si a profundizar más adelante y pasarse a los botones y las palancas atraídos por el gusanillo de la velocidad.

Sonido

La música de Forza 4 se divide en la que podamos escuchar en los menús, un perfecto complemento a la elegancia y exclusividad de algunos de los modelos a conducir, y la que escuhamos en carrera, electrónica, más intensa y en ocasiones machacona, la opción de desactivarla siempre está ahí para centrarnos en otro tipo de sonidos.

Y es que los efectos de sonido reproducen con fidelidad el rugido de cada motor, consiguiendo que cada uno suene distinto, al igual que notaremos cada bloqueo de ruedas, subida por los pianos o excursión por el cesped, así como el sonido amortiguado en los túneles. El altísimo nivel se mantiene respecto al anterior Forza, aunque es cierto que los choques suenan muy parecidos entre sí y por ahí podría mejorarse algo más.

El nuevo BMW luce y suena como nunca

Para redondear el apartado contamos con comentarios en castellano, tanto en el recorrido por los menus, la trayectoria como la explicación de los detalles del coche en Autovista, salvo los cortes de vídeo del ya mencionado Jeremy Clarkson, todo un lujo para mantener, una vez más, alto el listón en cada aspecto del juego.

Conclusión

Turn 10 lo ha vuelto a hacer, la competencia de Gran Turismo 5 no ha hecho sino animar al estudio para mejorar el excelente trabajo de Forza 3 consiguiendo una experiencia más completa y un realismo visual más conseguido que se luce en el modelo de los coches y la iluminación.

Por desgracia se sigue sin contar con todas las mejoras prometidas y deseadas, y la falta de efectos climatológicos y distintas superficies lastra un poco la variedad jugable que se podría obtener.

Forza Motorsport 4 vuelve a mostrarse sólido y hermoso, dos objetivos capitales que parece que Turn 10 no quiere abandonar y que pretende posean todos y cada uno de sus apartados. De momento lo va consiguiendo y eleva, una vez más, el ya de por sí alto techo marcado. Esperemos que mantengan esa ambición para que Forza 5 se convierta en el simulador definitivo, tal vez en una plataforma con un techo tecnológico mucho mayor.