Los jugadores y jugadoras estamos hartos de escuchar la misma historia una y otra vez. La violencia en los videojuegos ha sido desde siempre un tema muy recurrente en los medios generalistas y discursos políticos, que muchas veces hablan desde un desconocimiento profundo de la materia. Es bastante ruin, señor Trump, culpar a los videojuegos de una tragedia como la de Texas y Ohio; y más aún teniendo en cuenta la política de armas que tiene su país.
No vamos a discutir quién tiene la culpa de que se sucedan este tipo de desgracias, pero lo que sí podemos hacer es demostrar que los videojuegos son algo más que un festival de vísceras y violencia.
Aprende historias y conoce diferentes culturas
Los videojuegos nos sitúan en un escenario, un mundo que es nuestro para explorar. Hay veces que ese mundo es fantasía, pero hay otras en las que el propio juego nos da una verdadera lección de historia y nos abre la puerta a otras culturas. En God of War por ejemplo, podemos extraer un montón de información de la mitología nórdica, además de disfrutar de una emocionante historia que toca los valores de la paternidad. Y esto no sucede solo en nuestras habitaciones, sin ir más lejos, los escenarios de Assassin’s Creed Unity fueron clave para reconstruir la recientemente incendiada catedral de Notre Dame.
Desarrollan tu ingenio
Hay videojuegos que directamente sirven para desarrollar el cerebro. Juegos como Brain Training, The Witness o el Profesor Layton nos obligan a pararnos a pensar durante un segundo si queremos resolver sus puzles. Este formato estimula la creatividad y ayuda a desarrollar la memoria a través del juego. En Minecraft por ejemplo, Mojang pone a nuestra disposición un universo entero para desarrollar nuestra creatividad. Cuando das rienda suelta a la imaginación de los jugadores, el resultado es increíble. Lo mismo ocurre con Super Mario Maker 2, hay decenas de ejemplos.
Te ayudan a hacer ejercicio
¿Los videojuegos te hacen una persona estacionaria? Otra de las frases más recurrentes, también falsa. No hay nada malo en tirarse en el sofá a disfrutar de los videojuegos, pero si quieres hacer ejercicio mientras juegas, tienes un montón de opciones. Juegos como Wii Sport o Just Dance hacen que nos levantemos del sofá y activemos el cuerpo, utilizando su adictiva jugabilidad como principal atractivo. Y no hay que quedarse en casa para hacer deporte, Pokémon Go ayuda cada vez a más personas a hacer sus paseos mucho más productivos. Hacerte con todos es un gran motivo para salir a hacer algo de footing.
Empatizan con tu enfermedad
Temas tan delicados como la depresión o la ansiedad pueden ser más llevaderos gracias a los videojuegos. Hay un montón de juegos que rompen el tabú, y ayudan a miles de jugadores/as a canalizar sus miedos y ordenar sus pensamientos. Hellblade: Senua's Sacrifice nos traslada directamente a una mente con problemas, un entorno donde podremos entender el comportamiento de nuestra protagonista a medida que experimentamos sus propios pensamientos. Está claro que los videojuegos no vienen con prescripción médica, pero está demostrado que pueden ser un apoyo importantísimo para enfrentarse a todo tipo de enfermedades.
Solo... disfruta de la experiencia
Y por último, los videojuegos son una experiencia. Hay títulos que simplemente te arrancan una sonrisa por su diseño, sus escenarios y sus historias. La violencia no es el hilo conductor de la mayoría de los videojuegos, de hecho, hay un montón de títulos que son prácticamente “sentimientos jugables”. Juegos como Journey, ABZU o GRIS son experiencias, universos que el jugador/a interioriza y logran transmitir todo tipo de sensaciones.
Hemos llorado, reído y disfrutado con cientos de videojuegos a lo largo de los años, y seguiremos escuchando la misma historia cuando sucede una desgracia. La RAE dice que jugar es “hacer algo con alegría con el fin de entretenerse, divertirse o desarrollar determinadas capacidades”, ¿qué hay de malo en eso señor Trump?.





