Descubre el crowdfunding

Segundo proyecto financiado de Brian Fargo

Siguiendo los pasos de Tim Schafer, otros grandes de la industria se han lanzado a financiar sus proyectos a través de Kickstarter. Entre los destacados podemos encontrar Wasteland 2, Torment: Tides of Numenera (ambos de Brian Fargo)  o The Banner Saga (desarrollador por ex trabajadores de BioWare). Los dos proyectos abanderados por Brian Fargo completaron sendas campañas exitosas. Wasteland 2 supone la vuelta del popular RPG de 1988, pionero en ofrecer un entorno post-apocalíptico. Por su parte, Tormen: Tides of Numenera es un CRPG que toma como punto de partida Planescape: Torment, el clásico RPG  de 1999 desarrollado por Black Isle Studios. Los dos proyectos de Brian Fargo han contado con un éxito similar, multiplicando por siete la cantidad necesaria. Por último, los chicos de BioWare nos ofrece estrategia por turnos en una ambientación vikinga en su The Banner Saga. Este título también caló rápidamente entre los jugadores, recaudando 700.000 cuando únicamente necesitaba 100.000.

A día de hoy no hay nadie que no conozca el éxito de Ouya. Decantarse por el Crowdfunding les hizo ganar la repercusión necesaria para completar con éxito la financiación de la consola, siendo el éxito más sonado de la plataforma. Los 10$ de la donación mínima o los 95$ a cambio de la consola fueron demasiado tentadores para muchos, y la campaña finalizó multiplicando por ocho la cantidad solicitada. Es curioso que ahora, buscando Ouya en Kickstarter, nos aparezcan diversas campañas de títulos que serán lanzados en la consola (si finalizan con éxito la financiación), muchos de ellos financiados completamente a días vista de finalizar.

El futuro del Crowdfunding

Posiblemente estemos viviendo la época dorada del Crowdfunding. Tanto usuarios como desarrolladores se han adaptado rápidamente a este modelo, creando una relación usuario-artista de mutuo beneficio. Los sectores que ampara cada vez son mayores, incluyendo cómics, documentales, negocios a locales y financiar obras de caridad, siendo todos ellos aceptados en mayor o menor medida por los usuarios afines a los mismos.

La cantidad de proyectos va aumentando, con cada vez más empresas implicadas, e incluso empresas que ya han adaptado este modelo de financiación y cuentan con varios proyectos a sus espaldas. La nota negativa, desde mi punto de vista, reside en los proyectos que se quedan financiados “a medias” o aquellos en los que no se llega a la cantidad requerida por unos pocos dólares. Aunque las plataformas web se comprometen a devolver el dinero a los contribuyentes, presentan una clara inflexibilidad ante determinados casos que puede ser perjudicial en ambos sentidos.

Por otro lado, muchas empresas se están lanzando a la financiación colectiva con demasiada facilidad, presentando proyectos que no son capaces de recaudar ni atraer grandes cantidades. No es que esté en contra de éstos, pero sí que es verdad que estas plataformas suponen un riesgo cero para el empresario, que no arriesga ni un solo céntimo en el desarrollo de sus productos, dependiendo únicamente de dinero ajeno.