Duke Nukem Forever

[Avance escrito por Javier]

La gigante 2K Games apostó por un juego del que algunos no dan un duro, por el que otros sueñan y que desde luego no deja indiferente a casi nadie. Tras 13 años desde su primer anuncio llegará en 2011 Duke Nukem: Forever y el proyecto va tomando forma.

Tras rumorearse para el pasado E3 de Los Ángeles y anunciarse en la pasada Penny Arcade Expo (PAX), el Duke vuelve con toda su parafernalia de tías buenorras, enormes puros y muchas birras. Y viene dispuesto a que nos pongamos nuestras gafas de sol y nos preparemos para meternos en la piel de Duke Nukem, una leyenda que ha crecido de manera desorbitada desde su última aventura. Las hordas de alienígenas han vuelto y sólo Duke podrá salvar el mundo, una vez más. Cerdos policía, rayos alienígenas encogedores, y enormes jefes alienígenas no podrán parar a nuestro héroe de cumplir su única misión: salvar al mundo, a sus pivitas y ser un malote. El Duke ha vuelto con sus armas exageradas, enormes alienígenas, y una interactividad sin precedentes. Éste juego pone las cosas en su sitio. Juega al baloncesto, haz pesas, lee revistas guarras, deja mensajes explícitos en las pizarras o simplemente cómete con los ojos una de las varias tías buenas que forman parte de la vida de Duke; eso es si eres capaz durante un momento de dejar de partir caras. Duke Nukem fue y siempre será inmortalizado en la historia de los videojuegos, esta es su leyenda.

La demo que se pudo ver en el PAX sitúa al Duke frente a un urinario y fumándose uno de sus habituales puros, pulsando un botón acabaremos con tal inusual tarea para que un soldado nos ponga en situación, una invasión nos obligará a recorrer el campo de fútbol americano que ha sido tomado por unos espantosos alienígenas que no tardaremos en dejar como coladeros. Tras un intercambio de frases chulescas cargadas de humor ácido y un paseo por los interiores del estadio un enorme gusano gigante de un solo ojo surge de la tierra. ¿Huímos? No, más bien sonreímos, pues se presenta una ocasión perfecta para probar nuestro lanzamisiles, arrancarle el ojo y patearlo consiguiendo un touch-down. La mofa por exagerar la imagen patriótica y el orgullo yankie vuelve a ser protagonista.