Análisis Tom Clancy’s Ghost Recon Wildlands

Tom Clancys Ghost Recon Wildlands: El regreso de la franquicia Ghost Recon

Ghost Recon siempre nos ha ofrecido un enfoque más o menos similar, en el que el uso de tácticas y la sincronización con nuestros compañeros es prácticamente indispensable para superar los objetivos. Con el paso del tiempo ha terminado perdiendo un poco su rumbo, derivando en una gran cantidad de spin-off que adaptaban su particular esencia a otros géneros, pero desde la última vez que vimos un juegos de Ghost Recon, ya han transcurrido varios años. En pasadas conferencias del E3, Ubisoft sorprendió con el anuncio de 'Tom Clancy's Ghost Recon: Wildlands', una nueva entrega que en esta ocasión sí parecía intentar ofrecer esa premisa táctica tan característica de la franquicia, con novedades como la posibilidad de recorrer un extenso mundo abierto y un apartado técnico bastante sorprendente.

Sin duda su modo multijugador es su mayor atractivo y para dar crédito a sus potenciales compradores, este ya ha ofrecido diferentes demostraciones gratuitas. Tras cierto recorrido 'Tom Clancy's Ghost Recon: Wildlands' llega a PlayStation 4, Xbox One y PC hoy, martes 7 de marzo, en un mes en el que parecen haberse confabulado los mejores videojuegos del año. La base de Wildlands parece ser lo suficientemente atractiva para el público general como para conseguir un nivel de ventas abultado, pero indaguemos en lo que nos ofrece este nuevo juego.

Derrocando al Narcoestado de Bolivia

'Tom Clancy's Ghost Recon Wildlands' nos traslada a una Bolivia controlada por el crimen organizado en donde el cártel Santa Blanca rige su mandato con mano de hierro, corrompiendo a grandes dirigentes y librándose de los que se interponen en su camino. El país sudamericano se ha convertido en un campo de producción a gran escala de cocaína, transformando hospitales en laboratorios. Por su parte los nativos se encuentran reprimidos bajo un corrupto régimen. Actualmente Bolivia es el punto de origen de gran parte de las sustancias ilegales que llegan a otros países, por lo que varias fuerzas del orden ya se encuentran operando en el Narcoestado.

Por el momento en Bolivia solo se realizaban operaciones encubiertas, pero tras la captura y posterior tortura hasta su muerte de un agente de la DEA, los métodos de actuación se vuelven más rigurosos. Nosotros llegamos al país como pequeño pelotón de élite encargado de desengranar por la fuerza toda esta organización, aliándonos con los ejércitos locales que se rebelan contra este particular gobierno. La banda narcotraficante está compuesta por un número bastante elevado de integrantes, los cuales deberemos ir despachando en orden ascendente para finalmente llegar hasta su líder, “El Sueño”.

La trama argumental no será el principal motivo por el que os quedéis en Wildlands, ya que a pesar de que intenta adaptar ciertas tendencias relacionadas con estas organizaciones ya vistas en otros campos de la ficción, simplemente actúa como telón de fondo de nuestras operaciones sin profundizar demasiado y tampoco se le da la suficiente importancia como para que le prestemos atención. Por lo general está bastante repleta de tópicos hasta tal punto que podría llegar a resultar ofensivo; todos recordamos aquel "detrás de ti imbéSil" de Resident Evil 4, no necesariamente tienes que tomártelo a pecho ya que no deja de ser un videojuego, pero sí que se aleja bastante de un punto de vista más o menos fiel a esta cultura.

Cooperación y coordinación entre jugadores

Aunque Wildlands sea una experiencia que puede ser jugada en solitario, sin duda su potencial se encuentra en su modo cooperativo. Esto se debe a que los objetivos que nos encontramos a lo largo de esta aventura por lo general están repletos de enemigos y dispositivos que nos harán bastante difícil realizar incursiones en solitario o por medio de métodos menos sutiles. Santa Blanca no escatima en recursos. De esta forma podemos crear a un personaje a nuestro gusto por medio de un completo editor, así como equiparnos con diferentes Gadgets para configurar nuestro estilo de juego predilecto. De esta forma podemos coordinarnos con nuestros compañeros para cada uno asumir un rol en específico y abarcar diferentes tácticas para conseguir el éxito.

Por lo general las misiones principales nos llevan a grandes instalaciones en las que, como equipo, podremos dividirnos para cubrir flancos y solventar diferentes tipos de amenaza. El principal problema reside en que no es demasiado complicado que nos detecten, ya que si por un casual un enemigo nos ve durante unos segundos puede llegar a activar un nivel de alerta general que si se puede llegar a reducir pero que no desaparece; factor que incluso en algunas misiones significa un fallo de la misión provocando su reinicio. Lo normal es que la mayoría de misiones se tuerzan y terminen en multitudinarios tiroteos, por muy sutiles que intentemos ser. A nivel de armamento tenemos un arsenal bastante completo que podremos personalizar con bastante profundidad, pero a la hora de infiltrarnos no existen tantas opciones como se podría presuponer en un principio y la mayoría de nuestros objetivos los cumpliremos siguiendo el mismo patrón de: coordinar disparos y movimiento sigilosos con nuestros compañeros tras haberlos marcado por medio de nuestros drones o prismáticos.

Tras las primeras horas cualquier tipo de variedad se reduce, enfrentándonos al mismo tipo de objetivos que, tal vez nos lleven a localizaciones más grandes o mejor defendidas pero que al fin y al cabo se pueden superar siguiendo el mismo patrón de siempre. A pesar de ello como experiencia cooperativa es bastante disfrutable y divertida. Jugarlo en solitario no es tan satisfactorio ya que las misiones están diseñadas para superarlas entre varios integrantes y los compañeros controlados por la IA no son lo suficientemente efectivos para completar tareas de una forma óptima, a pesar de poder controlarlos mediante órdenes.

Exploración y objetivos para dar y regalar

Antes de tener Wildlands en nuestras manos se hablaba de que su mapeado vendría a representar la extensión del país boliviano al completo. Tras haberlo probado no podemos asegurar que sea una afirmación completamente cierta pero lo que sí está claro es que el territorio que se nos ofrece a recorrer es de dimensiones abismales. Se divide en sectores que controlan diferentes miembros de Santa Blanca, que les arrebataremos cumpliendo diferentes objetivos para así desbloquear nuevas mejoras; que van desde nuevas armas hasta más puntos de habilidad. De esta forma se nos abren una gran variedad de objetivos secundarios que principalmente están enfocados a conseguir apoyo de las facciones rebeldes con las que trabajamos. 

Para movernos por el mapa con facilidad y cumplir ciertos objetivos, tenemos a nuestra disposición una amplia selección de vehículos de todo tipo que simplemente están a una amenaza a punta de pistola de nosotros. Por tierra, mar y aire podemos recorrer estos bastos escenarios en los que no se escatima en variedad y en los que podemos ver desde bosques, terrenos nevados, hasta zonas mineras. Los vehículos terrestres tienden a interpretar todos los giros como bruscos y no es demasiado complicado salirse del trayecto si no estamos en carreteras amplias; y las físicas también se resienten con ciertos vehículos que muchas veces en vez de colisionar contra objetos nos hacen rebotar como si manejásemos pelotas de goma. En cuanto a nuestras opciones de desplazamiento aéreo  tienen un control un tanto confuso, ya que la rotación y la inclinación se contralan con el mismo stick analógico produciendo que en ocasiones no sepamos muy bien lo que estamos haciendo.

Siempre se agradece un escenario de tales dimensiones, pero con Wildlands nos encontramos con el eterno debate de: ¿mapas grandes y vacíos o pequeños y concentrados? Su exploración no ofrece grandes recompensas más allá de mejoras para nuestro personaje, además es tan extenso que en la mayoría de los ocasiones los vehículos ni tan siquiera nos serán de utilidad. Tardaremos varios minutos en movernos de un punto a otro, aunque para eso también tenemos la opción de viaje rápido, por lo que las caminatas solo son necesarias para cumplir ciertos objetivos y facilitar determinadas incursiones.

No es oro todo lo que reluce

Como se comentaba al principio del análisis, en sus primeras demostraciones 'Tom Clancy's Ghost Recon: Wildlands' gozaba de un apartado técnico bastante envidiable para tratarse de un mundo abierto de tales dimensiones, pero esta no era una versión final del título. Parece más que evidente que para poder recrear tal extensión de escenario se han tenido que hacer recortes en ciertos apartados técnicos. Padece de ciertos problemas de popping, tiene ligeros bajones de frames y el nivel de detalle en personajes secundarios y algunos escenarios es discreto; las animaciones tampoco son especialmente vistosas y simplemente cumplen. A pesar de ello en momentos puntuales llega a sorprender con unos buenos efectos de luz y un medio natural bastante bien representado, contando con varias especies de animales y una climatología cambiante especialmente bien llevada.

El título cuenta con una traducción completa a nuestro idioma con un doblaje al español que no está para nada mal. Eso sí, algunos de los integrantes de Santa Blanca sí provienen de México y utilizan su jerga más característica, algo que empieza a ser demasiado habitual en diferentes videojuegos. Aparte de las voces, a nivel de efectos de sonido también cumple y cuenta con una banda sonora discreta que también está compuesta por temas locales.

Una buena opción para disfrutar con amigos

A pesar de sus fallos y carencias, 'Tom Clancy’s Ghost Recon Wildlands' no deja de ser una gran opción a considerar siempre y cuando vayamos a disfrutarlo con amigos. Su propuesta está muy predispuesta para ser disfrutada en cooperativo, y a pesar de no ofrecernos tantas opciones como otros títulos parecidos, aún podemos afrontar los objetivos que nos ofrece con cierto abanico de posibilidades. Si os convence su propuesta, con la gran cantidad de contenido que atesora tenéis para muchas semanas de diversión en compañía. Sin embargo, si vais a jugarlo en solitario no es tan recomendable, ya que en vuestro camino se os interpondrán demasiadas tareas que no son fáciles de superar y os impedirán disfrutarlo. Técnicamente también tiene ciertos problemas y bugs que veremos en el futuro si se terminan corrigiendo vía parche. Si sois capaces de conseguir reunir a un grupo con el que disfrutarlo 'Tom Clancy’s Ghost Recon Wildlands' es una gran opción.