Análisis The Last Door

El planteamiento de 'The Last Door', como rezábamos al comienzo de este texto, es el de una aventura gráfica de la vieja escuela. La jugabilidad, sencilla y directa, bebe directamente de los eternos clásicos de compañías como LucasArts o Sierra Entertainment, aunque con una interfaz más simplificada y agradable acorde a los tiempos modernos. Es por ello que el puntero alterna automáticamente entre examinar e interactuar en función de la situación, por lo que únicamente deberemos preocuparnos de machacar el botón derecho del ratón y desentrañar todos y cada uno de los desafíos que nos salgan al paso.

En cuanto a los puzles en sí, todos ellos responden al clásico y atemporal sistema de la llave y la cerradura, tan frustrante en ocasiones y tan gratificante a la hora de dar con la combinación correcta. Durante nuestras idas y venidas por la mansión Beechwood, y posteriormente las dependencias de un inquietante internado en el segundo episodio, nuestro cometido principal será el de examinar el interior de cada una de las dependencias, recolectar objetos y hallar cuál es el lugar exacto en el que utilizarlos para seguir avanzando.

Nos encontraremos con una dificultad bien ajustada, con puzles que no son evidentes pero sí suficientemente lógicos como para que no acabemos enfurismados por no tener ni idea de lo que hacer. Sí es cierto que a veces no termina de verse claro el propósito inmediato de nuestras acciones, sino que vamos un poco "a ver qué pasa", pero forma parte del halo de misterio que envuelve al desarrollo en su conjunto. Además, contamos con un sistema de pequeñas pistas astutamente disfrazadas de reflexiones personales de Dewitt al enfrentarse a ciertos elementos; algo que se aleja del clasicismo para hacer el juego más asequible, pero que en ningún caso llega a ser molesto o empañar el disfrute de descifrar qué hacer a continuación.

Como aspectos menos positivos, apenas un par de apuntes. Por un lado cabe mencionar que la experiencia es bastante corta, pues cada uno de los dos episodios cuenta con una duración aproximada de alrededor de una hora. Un tiempo de juego escaso que todavía parece menor al culminar siempre en un clímax que deja con ganas de más. En segundo lugar, se echa en falta la inclusión de alguna otra mecánica de juego que aporte un punto de variedad. Algo que parece querer introducirse en el segundo capítulo con algunos diálogos, pero que no termina de cuajar y sabe a muy poco al no tener que llegar a ningún resultado a través de ellos. ¿Quizá veamos algo más en la tercera parte?

Pixeladamente terrorífico

En otro orden de cosas, no hace falta ser un lince para apreciar que si por algo destaca a simple vista 'The Last Door' es por su llamativo apartado gráfico, que brinda ese aspecto que tan sólo acertamos a definir como adorablemente pixelado. La resolución del juego es francamente pobre, dejando incluso en buen lugar a los prehistóricos juegos de la época de la ZX Spectrum, pero a pesar del recelo inicial y tras haber jugado al título al completo sólo podemos catalogar su elección como totalmente acertada.