Análisis Splinter Cell: Conviction

El apartado gráfico de Splinter Cell: Conviction es realmente bueno. Gozaremos de unas texturas muy bien realizadas, que se sitúan directamente en la elite de la consola. Los mapeados son muy variados; encontraremos tanto laberínticos pasillos de edificios tecnológicos como entornos abiertos excelentemente representados. Todo ello con una buena carga poligonal de la cual no se resiente el rendimiento del juego. Tan solo notaremos algunas bajadas de framerate en momentos puntuales, como al usar una carga PEM en un lugar repleto de enemigos. Por lo demás, el juego luce fluido en todo momento. Además podemos disfrutarlo en 1080p, algo que se agradece si tu tele puede soportarlo. La experiencia mejora mucho.

Los personajes también se han recreado de buena manera. Sus animaciones faciales son de lo mejor del título, sobretodo la de los protagonistas que rozan un nivel altísimo. En los mapas supuestamente sandbox (luego puntualizaremos) aparecen algunos civiles que no gozan de tanto nivel de detalle, pero que como ornamentación quedan perfectos y ayudan a meternos de pleno en la situación planteada. Las animaciones de Sam Fisher son realistas y fluidas. Tanto los movimientos del protagonista como sus poses son muy peliculeras, algo que como podréis intuir a estas alturas del análisis le va como anillo al dedo al juego.

La oscuridad es la ama y señora del juego, como es normal y como se hereda de la tradición de la saga. Esto es uno de los puntos que se mantienen de los Splinter Cell clásicos, ya que tendremos que movernos en las sombras para no ser detectados por el enemigo. Las sombras no son tan evidentes ni tan abundantes como en otras entregas. Digamos que es bastante más realista, y cuando realmente estemos cubiertos por el negro manto el juego nos lo indicará quitándole el color a la pantalla.

En otras palabras, poniéndose en blanco y negro. Un recurso muy bueno pero que puede despistarnos. Y es que cuando la oscuridad reina en la pantalla, muchas veces no veremos ni a donde tenemos que ir; súmale a eso el blanco y negro y tenemos un cóctel mortífero para nuestras córneas. Cabe destacar la excelentísima realización de los efectos de luz, variados y bien representados. En general, nos encontramos con un apartado técnico de lujo. Al contrario de lo que nos pareció en los UbiDays, los entornos y personajes tienen una definición asombrosa y el aspecto en general está muy bien pulido, y se ha demostrado que existe potencial para exprimir en la máquina. Sin duda, uno de los grandes de Xbox 360 en este apartado.

Jugabilidad

La jugabilidad se ha visto notablemente modificada respecto a otras entregas de la saga. Continúa siendo una saga de sigilo e infiltración, pero su espíritu se ha retocado y ahora se enfoca de otra manera. Continuamos parapetándonos por las esquinas, aprovechando la oscuridad para pasar inadvertidos. Otros detalles de juegos anteriores son el poder reventar las luces para pasar inadvertidos y el poder caminar con sigilo para que no nos oigan. Fuera de eso, digamos que todo lo demás ha cambiado un poco, o como mínimo ha sido remasterizado.

Para entendernos, vaya. Como hemos comentado, ahora Sam no rinde cuentas a nadie y es mucho más directo y violento que en sus operaciones tradicionales. La mayoría de sus nuevas acciones aprovechan ese campo, como por ejemplo el polémico 'marcar y ejecutar'. Se dijo, por culpa de la penosa demo que Ubisoft preparó para el juego, que esta habilidad facilitaría demasiado las cosas. Nada más lejos de la realidad. Podremos marcar a una serie de enemigos (el número varia según el arma, aunque el máximo es tres) y ejecutarlos rápidamente con un botón. Pero en los enfrentamientos, normalmente nos encontraremos con más enemigos aún.

Esto nos limita a la hora de usar el 'marcar y ejecutar', y además tenemos que contar que para usar esta habilidad tenemos que hacer un ataque cuerpo a cuerpo antes. Si a esto le sumamos que cuando lo usemos daremos a conocer a nuestro enemigo nuestra posición, el resultado es una herramienta muy interesante a la que tenemos que darle un uso muy estratégico. Eso si, si lo usamos bien, es realmente espectacular y 'molón'.

Otra de las nuevas habilidades es la de marcar la última posición en la que el enemigo nos vio. Si atacamos, los contrincantes nos ven y logramos escondernos, ellos atacarán y se acercarán a esa posición pensando que seguimos allí. Como imaginaréis, esto da muchas opciones tácticas como rodear al enemigo o tenderle una emboscada, aunque muchas veces no picarán el anzuelo o tardarán poco en darse cuenta del truco. Como detalle de la violencia de Sam, destacar los interrogatorios. Cogeremos a ciertos enemigos del cuello y les golpearemos con brutalidad contra el lugar del escenario que queramos. Es ingenioso, pero irrelevante en el juego.

Recogeremos una gran cantidad de armas distintas durante el juego, pero solo podremos llevar dos. Para poder organizarlas, encontraremos a lo largo de los escenarios unos almacenes de armas. En ellos, escogeremos nuestra arma primaria y la secundaria, y además podremos mejorarlas. Para ello se necesitará el dinero que iremos recaudando a lo largo de las misiones. La inteligencia artificial de los enemigos sufre demasiados altibajos. Por ejemplo, serán tremendamente inteligentes para prepararnos emboscadas y rodearnos, poniéndonos las cosas muy difíciles cuando nos enfrentemos a ellos. Siempre estarán en alerta y será complejo que logremos pasar desapercibidos. Además, cuentan con una gran puntería y muy mala baba a la hora de soltarnos las granadas para hacernos salir de nuestro escondite.

Pero por otra parte, serán un poco estúpidos en ocasiones y esto romperá con la tónica general del juego. No escucharán un tiro que ha pasado por al lado suyo o incluso nos dejarán que nos acerquemos a ellos corriendo para hacerles un ataque cuerpo a cuerpo sin problemas. Lo dicho, tiene altibajos, pero en general nos pondrán las cosas bastante difíciles. El juego alterna momentos de acción intensa y tiroteos con lugares donde tendremos que poner a prueba nuestras habilidades acrobáticas escalando e infiltrándonos en algún lugar. Se nos da la posibilidad de afrontar las situaciones de acción de diversas maneras, pero eso no le quita que básicamente siempre nos tengamos que limitar a los tiroteos, sin ningún momento de sigilo real.

Estaremos en desventaja y eso supone pensar estrategias, pero nos limitaremos a enfrentarnos en tiroteos uno detrás de otro. En definitiva, es muy peliculero y nos ofrece un chute de buena adrenalina a través del pad de Xbox 360, pero podría ser un poco más variado. Eso se resiente en la rejugabilidad, ya que al ser corto como mucho lo volveremos a jugar para conseguir los logros, pero no porque haya momentos especialmente memorables. Por cierto, no os requerirá más de dos o tres tardes pasároslo, aunque en nivel realista (recomendadísimo jugar en este nivel) habrá momentos, sobre todo al final del juego, que nos costarán varias muertes hasta conseguir superarlos.