Análisis Skate it

EA Sports nos trae Skate it, un juego con un título muy sugerente, que directamente nos invita a pasar a la acción sobre nuestras tablas, apostando por la simulación más que el arcade, y con tres sistemas de control deferentes, uno de ellos, el más atractivo, utilizando la Wii Balance Board girada hacia la TV, emulando al gran protagonista, el monopatín.

Sin duda Skate it ha llamado la atención desde el día de su presentación, no sólo por el control, sino también por su estilo desenfadado tan característico de la disciplina, el juego además tiene un pequeño hilo argumental y un toque cinematográfico que sorprenderá a más de uno.

¿Ha conseguido EA el juego que hace imprescindible poseer la tabla de Wii?, ¿Responde el control a las expectativas creadas?, ¿el juego está a la altura?, monta tu skate y descúbrelo en este análisis. 

Gráficos

En el apartado gráfico encontramos aspectos positivos y por desgracia otros que deslucen en gran medida el resultado final, comencemos por lo bueno: El horizonte destaca por poder distinguir edificios, árboles y otros elementos desde muy lejos, dándonos perspectivas muy buenas, además por rápido que nos movamos no aparece popping ni ningún otro defecto, el paisaje urbano es un efecto muy bien conseguido sin ninguna niebla absurda.

El skater luce a un muy buen tamaño, prácticamente el alto de la pantalla, y sus animaciones son correctas, aunque quizá pequen de repetitivas y poco variadas, además veremos efectos de luz y sombras que siempre ayudan al resultado gráfico, aunque siendo quisquillosos, en momentos muy puntuales las sombras no están donde deberían.

Las físicas son bastante buenas, la manera de caerse del protagonista resulta creíble (salvo por su tendencia a caer con los brazos en cruz), y los saltos, maniobras y otras piruetas son verdaderamente próximas a un entorno real.

Para los amantes de este deporte decir que el juego incluye varios vídeos donde podemos ver en acción a diversas estrellas del skate, de hecho la intro se basa en estos vídeos. Ahora vamos con el contrapunto, las texturas, en cuántos juegos de Wii habremos dicho que ocurre, son muy pobres, desluciendo el juego, sus grandes escenarios urbanos y sus inmensos edificios terminan transmitiendo una sensación de simplicidad debido a las flojas texturas, que empañan la solidez de los escenarios.

Uno de los aspectos que más se ha criticado del juego es la sensación de soledad, de vacío, por desgracia confirmo que ocurre, el escenario principal es una ciudad que, tras una catástrofe ha quedado abandonada, siendo todo un paraíso para un skater, pero se echa en falta la presencia de otros skaters, tráfico y otros elementos, pero estaremos nosotros y la ciudad.

Destacar el ambiente cinematográfico del juego, el modo historia es de película, y cuando hagamos un mal movimiento y nos nuestros huesos vayan a impactar irremediablemente contra el suelo, aparecerá un marco de cinta de vídeo y la imagen pasará a blanco y negro, lo malo es que al principio, cuando nos caigamos mucho, estaremos un poco hartos de este efecto. En definitiva, es un apartado gráfico correcto, pero empañado por algunas carencias que cuesta entender su aparición a estas alturas.

Sonido

EA siempre cuida las bandas sonoras de sus juegos al máximo, y en Skate it encontraremos melodías acordes con el estilo skater, os lo podéis imaginar, mucho ritmo y frenetismo: hip-hop, algo de rock etc, todas ellas de artistas conocidos.

Las voces del juego, aunque compensan ligeramente la sensación de soledad, están en inglés, y tampoco son muy variadas, hoy en día no puedo entender cómo no se da la opción de escuchar las voces en castellano, puesto que no habría costado mucho.

El sonido FX tampoco está a la altura de la música, si hacemos un grind sobre madera o metal, el sonido será el mismo, y en las caídas todo suena muy parecido, sea cual sea la superficie por la que nos dejamos algún hueso.

En el apartado sonoro ocurre algo similar al gráfico, apreciamos una música de gran calidad, pero unos efectos sonoros de dudosa calidad vuelven a empañar el resultado general, aunque eso sí, en menor medida.