Análisis Shadow of the Beast

(PS4)

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Shadow of the Beast: La bestia regresa casi 30 años después

PS4 recibe la esperada reinterpretación de un clásico de Amiga que marcó a una generación de jugadores a base de golpes y mucha sangre

Plataforma analizada: PS4
16/05/2016 18:30
A finales de la década de los 80 tuvo lugar el lanzamiento de uno de los títulos más influyentes de la era de los 16 bits. La primera aparición de ‘Shadow of the Beast’, editado por Psygnosis, fue en el ordenador Commodore Amiga y no tardó mucho tiempo en convertirse en toda una leyenda. El reinicio de ‘Shadow of the Beast’ (que finalmente llega con textos en español) supone una vuelta de tuerca al clásico de 1989, manteniendo la esencia tanto de la dificultad como de un estilo artístico único que dio lugar a la trilogía de la Bestia. Heavy Spectrum trae, en exclusiva para PlayStation 4, un título que derrocha nostalgia por los cuatro costados.
Shadow of the Beast

La existencia de una bestia

En 'Shadow of the Beast' nos ponemos en la piel de Aarbron, la Bestia, quien se ha visto obligado a cometer los más atroces crímenes en nombre del mago Maletoth. Tal es nuestra sumisión que empezaremos el juego encadenados a Zelek, el archimago de Maletoth y líder del Consejo de magos, quien nos guía por las Praderas de Karamoon. Tras unos primeros compases en los que se nos explica a modo de tutorial los principales controles del juego, eliminaremos a una serie de enemigos humanos y al poco llegamos a una zona con una especie de sacerdotes.

Tras eliminar a varios de ellos vemos que hay un bebé, el objetivo del archimago Zelek. Después de acabar con la vida de un misterioso hombre todo cambiará. Un flashback nos hará darnos cuenta de la cruda realidad de nuestra existencia como Bestia. Es justo en este momento cuando nos liberamos de nuestra ligadura a Zelek y dará comienzo una persecución en busca de venganza por todo lo que nos han hecho. Es la historia de Aarbron, la Bestia. Pero también es la historia de Aarbron, el niño, antes de que le arrebataran de manos de sus padres y le sometieran a una cruel transformación.

Estamos ante un hack and slash sangriento (muy sangriento), en dos dimensiones, y que homenajea a la perfección ya no solo al clásico ‘Shadow of the Beast’ de 1989, sino a todo un género que ha dado más de una alegría a lo largo de décadas. Lo hace bajo un lavado de cara digno de la actual generación, con unos gráficos y diseño artístico de los escenarios más que notables. Todo ello aderezado con una banda sonora con temas memorables.

Imagen asociada al video 34200

Una variedad de movimientos espectacular

El juego está dividido en distintos niveles a superar, mezclando momentos de plataformeo puro con combates frente a oleadas de enemigos bien distintos hasta llegar al jefe final de turno. El número de combinaciones diferentes a la hora de atacar nos puede hacer sentir abrumados en un primer momento, pero otorga al juego una riqueza que se agradece conforme avanzamos. Podemos hacer ataques simples, agarrares, noquear, bloquear, contraatacar, saltar por encima de enemigos para ganar la posición, rodar por el suelo para esquivar ataques, usar la Cólera de Aarbron (un devastador ataque gastando puntos de cólera), invocar un siervo que nos ayude a luchar, y una serie de ataques especiales tremendamente útiles pero que consumirán nuestra barra de sangre. Rellenaremos el indicador de sangre a medida que derrotamos enemigos o encontramos diversos objetos repartidos por el escenario. Pulsar los botones en el momento preciso es la diferencia entre el éxito o el fracaso. De hecho, si realizamos un ataque con el timing exacto obtendremos puntos extra por hacerlo perfecto y la puntuación del combo aumentará.

Nuestra salud es de 10 puntos de vida y perderemos un punto por cada ataque recibido, además de frenar la cadena de combos con el consiguiente descenso en la puntuación. Al morir, veremos el mensaje “Aarbron ha muerto” y se nos dará la opción de resucitar consumiendo un alma inocente o bien resucitar usando un elixir. Si elegimos la segunda opción nos veremos libres de penalizaciones, pero estos objetos se pueden conseguir solo en contadas ocasiones. Además, si morimos a mitad de una oleada de enemigos, el combate se repetirá desde el principio. Veremos las zonas en las que han perdido la vida las Bestias de otros jugadores y al acercarnos se nos dará la opción de Regalar o Devorar. Si elegimos la primera, otorgaremos a ese jugador un elixir. Si elegimos la opción Devorar, accedemos a un minijuego en el cual descuartizaremos a su Bestia y ganaremos una Piedra Sombría (que nos sirve para invocar un aliado durante unos segundos en combate).

Shadow of the Beast

El guardado de datos se realiza de forma automática, no siendo posible hacerlo en mitad de un nivel. Antes de comenzar cada fase podremos elegir la dificultad (novato, normal o bestia) y al finalizarla accedemos a una tabla con nuestra puntuación y tiempo final. Aquí reside otro de los atractivos del título. Podemos comparar nuestros resultados con el de los amigos e incluso con los de toda la comunidad de jugadores. Cada oleada de combate se puntúa de forma individual y al final de cada fase obtendremos una puntuación global. En esta misma tabla podemos observar los secretos descubiertos, la bonificación por nuestra técnica, la cadena de furia más larga que hemos tenido y el Mana total.

Estos puntos de Mana total tienen un papel importantísimo durante todo el juego ya que con ellos podemos comprar mejoras de combate para nuestro personaje, activar Talismanes que hayamos encontrado ocultos en los distintos niveles, conseguir subtítulos para los idiomas de las distintas razas (Común, Dríada, Mago, Moroc e Hydrath) y que nuestra Bestia es incapaz de comprender, y una cantidad de extras innumerable que es mejor que descubráis por vosotros mismos. Sin duda, el aliciente de desbloquear contenido adicional es uno de los mayores aciertos que encontramos en ‘Shadow of the Beast’.

Sobre los mencionados Talismanes hay que decir que solamente podremos llevar equipados hasta tres, pudiendo elegir cuales justo al inicio de cada fase. La forma de jugar cambia sensiblemente y encontrarlos todos será un buen reto para los más completistas. Uno de los primeros que podemos conseguir es el Talismán del Descenso. Con él, Aarbron no morirá al caer, pero seguirá sufriendo daño. No hay que olvidar que el juego tiene altas dosis de plataformas por lo que nos será bastante útil en determinados momentos.

Shadow of the Beast

Un título enormemente rejugable

Para empaparnos mejor de los acontecimientos, tendremos acceso a una serie de Cronologías. En ellas se nos narran los hechos más relevantes, ahondando en detalles ya vistos y algunos nuevos. Podremos acceder a ellos desde el mapa del mundo (el cual hace las veces de selector de niveles) en el caso de haberlas desbloqueado dentro de cada fase. Existen también una serie de entradas para el bestiario, personajes y galerías de imágenes que se engloban en la sección Visiones. Dicha sección se actualiza automáticamente a medida que progresamos.

El juego está dividido en 7 niveles de duración muy distinta entre ellos y completarlos todos en una primera vuelta puede llevarnos algo menos de 3 horas. Atención aquí porque la cifra es muy engañosa. La gracia del juego es ir mejorando la puntuación de cada nivel, encontrar los secretos ocultos y conseguir obtener una alta calificación global del conjunto de todos los niveles. Solo así podremos optar a disfrutar de todo el contenido del juego. Sin querer entrar en más detalles, existe más de un final posible y sólo cumpliendo ciertos requisitos llegaremos a ellos. La rejugabilidad es enorme, el punto fuerte, y las 3 horas que supone una primera vuelta se pueden ver fácilmente multiplicadas, y por mucho.

8.5

Lo mejor

Shadow of the Beast es divertido, frenético, con gráficos a la altura y sobre todo es rejugable, muy rejugable.

El diseño de escenarios y enemigos, destacando los jefes finales. Gran cantidad de contenido extra por desbloquear.

El mimo por el detalle.

Lo peor

Se echa en falta la música en ciertas partes del juego.

La duración, si no nos gusta volver a las mismas situaciones en busca de mejorar la puntuación.

La dificultad y un control algo complejo que puede echar para atrás a más de uno.

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