Análisis Pro Evolution Soccer 2013

Un equipo de veteranos

Empecemos por la jugabilidad, pilar fundamental de cualquier videojuego deportivo. En la primera toma de contacto con el partido en sí, notaremos una extraña mezcla de déjà vu y algunas novedades que funcionan bastante bien. A los mandos necesitaremos un pequeño periodo de adaptación, pero tras unas horas de juego sentiremos sensaciones parecidas a aquellos 'PES' de sexta generación. Unas sensaciones que van en camino de adaptarse a lo que el público quiere hoy en día.

Esa sensación es difícil de explicar. Los usuarios ya han visto lo que es posible lograr en un juego de fútbol, y lo que hace unos años era lo mejor de lo mejor, se ha quedado atrás. A Konami le ha costado ver la luz, y poco a poco va haciendo pasitos en pos de una revolución jugable, eso sí, respetando las bases de la saga. En esta edición se mantiene la profundidad de los movimientos que podemos ejecutar, así como la curva de dificultad para aprenderlos. Son muchos, son complejos y sirven para momentos concretos. Eso añade un reto que, aunque alarga el aprendizaje, supone una gran motivación para los que quieran dominar el juego.

Quizás, lo más molesto en un principio sea la lentitud que muestra el juego en sí. Costará avanzar, los sprints no serán todo lo desequilibrantes que querríamos y cuesta regatear en uno contra uno, precisamente por esa lentitud. Para compensar esta desventaja, por suerte, la precisión de los pases y la habilidad de los jugadores para mantener la pelota son realmente buenas. Eso nos permite trenzar jugadas, retrasar la pelota y buscar huecos con facilidad. En alguna ocasión, la selección que hace la máquina al dar un pase nos traiciona, pero no suele ocurrir. También sorprende la física del balón, con el que será posible, por ejemplo, disparar raso buscando un rebote o con folha seca intentando marcar por arriba.

Pero, como en la vida real, tocar el balón es sólo un estilo de juego. Y eso está muy bien reflejado en 'Pro Evolution Soccer 2013'. No será lo mismo jugar contra el Milan que contra el Barcelona: los primeros practicarán un fútbol de contraataque, echando las líneas atrás para robarnos el balón y salir rápido. En cambio, los segundos intentarán quitarnos la posesión y tenernos persiguiendo la pelota por todo el campo. Hay muchos estilos de juego, y en Konami han demostrado ser buenos conocedores de la táctica futbolística al reflejarlos todos. Por supuesto, nosotros podremos definir el estilo de juego de nuestro equipo, y un ojeador nos dará información sobre el estilo del rival.

El control en sí se ha mejorado, depurado, simplificado si lo preferís decir así. Las acciones que podemos ejecutar son más concretas, más útiles y están mejor dispuestas en el mando, aunque como siempre será posible cambiar lo que queramos. En defensa, tendremos botones para hacer una entrada, aguantar al jugador o hacer un pressing apoyados por otro jugador. En ataque, los driblings se efectuarán en su mayoría con el gatillo superior derecho, con el que pisaremos la pelota y tocaremos en corto. Si queremos hacer una bicicleta u otros movimientos, nos valdremos también del stick. Aunque el dribling más interesante es el de dos toques, sólo con los sticks, que nos permite hacer la llamada "croqueta" e irnos fácilmente del defensa.

Otro retoque de esta entrega que tiene directa relación con la jugabilidad es la mejora de la inteligencia artificial, tanto de los rivales como de nuestros compañeros. Aunque, como muchas cosas en el juego, tiene altibajos. La defensa sabrá tapar bien las líneas de pase y los carriles de avance de cada jugador, lo que nos obligará a intentarlo por un sitio u otro o bien recurrir al clásico "patadón adelante". Nuestros rivales también atacan con criterio, aunque no así nuestros compañeros controlados por la máquina. No siempre harán el desmarque que deseamos ni se colocarán en la posición más adecuada. A veces, sí, pero no siempre. Por suerte, eso se soluciona con el control manual de los compañeros, aunque es ciertamente complicado.

En general, podemos decir que 'Pro Evolution Soccer 2013' mantiene el estilo jugable, aunque con algunas mejoras que son bastante buenas. Cuenta con una curva de dificultad pronunciada, que nos permitirá jugar rápido al título pero nos dejará un largo camino por delante para aprender todos los movimientos. A pesar de la lentitud, digamos que el juego es más realista que su directo competidor, y refleja mejor la realidad del fútbol en detrimento, quizás, de una mejor jugabilidad.