Análisis Need For Speed: The Run

Jugabilidad

Este punto es probablemente el más controvertido de este nuevo Need For Speed. Antes siquiera de decirte “hola” el juego te asalta con su primera sorpresa, tiene online pass. Sin online pass verás recortada la experiencia de juego en todo aquello que tenga que ver con el online. No podrás disfrutar de la versión completa de autolog, no recibirás una variedad de vehículos que vienen incluidos de serie con el disco y no podrás jugar al modo multijugador. Si careces de online pass siempre puedes adquirir uno por 9,99€.

The Run nos ofrece tres formas de afrontar el juego, modo historia (conocido como “The Run”), desafíos y multijugador, cada uno con sus propias virtudes e inconvenientes. A lo largo de los modos historia y desafíos podremos ir desbloqueando diferentes tipos de contenidos que podremos utilizar posteriormente en las partidas multijugador. Siendo este modo (el multijugador) aparentemente el verdadero objetivo al que se ha dirigido el título, y es que este Need For Speed tiene un componente muy social.

El juego esta pensado para ser jugado alternando los modos historia y desafíos. Por cada capítulo que terminemos del modo historia desbloquearemos una nueva serie de desafíos. Completando los desafíos conseguiremos nuevos vehículos y otros extras que podremos utilizar en el modo historia, pudiendo de este modo encontrar mejores vehículos con los que afrontar la trama central del juego. En ambos modos encontraremos una dinámica de carreras similar. O bien tendremos que adelantar a un número determinado de rivales y terminar primeros o bien nos enfrentaremos a una contrarreloj donde deberemos superar una serie de checkpoints antes de superar una cierta cantidad de tiempo. También encontraremos una suerte de mezcla entre ambos modos, donde deberemos ir adelantando rivales antes de superar una cierta cantidad de tiempo.

Una vez nos sentamos al volante de nuestro coche y empezamos a correr es cuando podemos empezar a sentir de verdad qué sensaciones nos desprende este Need For Speed. Si has optado por controlar el juego mediante un mando, descubrirás un sistema de control algo nervioso. El juego está orientado a ser controlado mediante “tapping”, es decir, dar pequeños golpecitos a la palanca de control para mantener el vehículo sobre el asfalto y maniobrar. Esta forma de control en vehículos muy potentes nos ofrece un resultado algo incontrolable, donde el contra volante suele terminar con el coche trompeando y domar los altos caballajes termina siendo todo un reto. Si has optado por conducir usando un volante, descubrirás un sistema de control que es un auténtico manojo de nervios. El sistema de “tapping” llevado al volante nos ofrece una conducción excesivamente distinta a la esperada en un volante, haciendo que este sistema de control sea preferiblemente descartado. Además, el juego no cuenta con opciones de configuración de sensibilidad y similares para hacerlo más amigable a este sistema de control. Need for Speed The Run es un arcade y como tal hay que tomarlo. Si estabais deseando sacar partido a vuestro flamante volante... esta no es vuestra oportunidad.

En las carreras la sensación de velocidad es muy buena por encima de los 150kh. Cuando los vehículos adquieren velocidad el suelo se desliza suavemente bajo nuestros neumáticos. Sentirás que vas verdaderamente lanzado mientras aceleras con los vehículos de gama alta que incluye el juego. Por debajo de esta velocidad en cambio todo parece ir bastante más despacio, pero no es nada que dañe en absoluto la jugabilidad.

En este Need for Speed al fin veremos carreteras muy vivas, cargadas de tráfico en aquellos tramos en los que uno esperaría encontrar un mayor volumen de coches. El problema viene dado a la hora de sumar la alta velocidad con el sistema de control del juego y unas carreteras con un número tal alto de obstáculos móviles en forma de tráfico. El juego resulta muy exigente a la hora de gestionar el tráfico a altas velocidades. Si levantas demasiado el pié del acelerador los rivales se perderán en el horizonte. Hay que tener mucho cuidado con los volantazos y las cunetas tienen un extraño efecto “agujero negro” que te absorberá rápidamente si sacas un par de ruedas de la calzada. El elevado número de accidentes lejos de aportar espectacularidad hace que las carreras se vuelvan algo pesadas. En lugar de volver rápidamente a la carrera el juego empezará a cargar para devolverte al punto de control anterior. Esta mecánica puede resultar algo cansada a medio plazo, aparcando a cada poco la diversión que aporta el juego.