Metro Redux

Las remasterizaciones están muy de moda en la nueva generación, como podemos comprobar si echamos un vistazo al listado de lanzamientos de los últimos meses. A falta de catálogo y de una amplia oferta de títulos con los que hacernos tanto en PS4 como en Xbox One, las compañías destinan parte de sus recursos a traer a la nueva generación títulos de éxito de la generación pasada con un apartado visual actualizado, buscando nuevos públicos que se los perdieran en su día. Casos muy recientes los encontramos en 'The Last of Us: Remasterizado', con el que 'Metro Redux' guarda más similitudes de las que nos pensamos.

Este verano las remasterizaciones están de moda

Tanto la revisión de Naughty Dog, que tendremos esta misma semana con nosotros, como las llevadas a cabo por 4A Games, comparten un concepto bastante novedoso en esto de las remasterizaciones, y es el desarrollo de estas por un equipo interno, con sus miembros involucrados en el desarrollo del título original. Con ello se busca un tratamiento lo más respetuoso posible respecto al original y una garantía de que el resultado estará a la altura de lo esperado -algo que no siempre es seguro cuando se encargan este tipo de trabajos a terceros-.

Pese a los grandes problemas para trabajar que los ucranianos 4A Games se están encontrando en los últimos meses por el conflicto de su país, el desarrollo sigue su curso y lo tendremos con nosotros el próximo 29 de agosto, con mejoras más que evidentes que intentarán proporcionarnos la mejor experiencia 'Metro' disponible hasta ahora.

'Metro Redux' nos trae las versiones remasterizadas de dos clásicos de la pasada generación como son 'Metro:2033' y 'Metro:Last Light', con gráficos de nueva generación, 60 imágenes por segundo en pantalla y algunas mejoras como un nuevo motor de iluminación, climatología dinámica y nuevas animaciones en el combate cuerpo a cuerpo.

Tanto '2033' como 'Last Light' han sido verdaderos portentos gráficos en su momento, pero aún así 4A Games ha querido introducirse en la nueva generación probando las capacidades de la última versión de su motor, que sobre todo se deja notar en 'Metro:2033', un título con ya cuatro años a las espaldas. Las mejores, por otra parte, son menos evidentes en 'Last Light', lanzado en 2013 y que aguanta perfectamente el paso del tiempo, sobre todo si lo jugamos en su versión PC.

Para los que no conozcan la saga, comentar brevemente que delante de nosotros tenemos dos títulos totalmente enfocados en una historia para un solo jugador, prescindiendo de elementos multijugador para concentrarse en el guión -aunque su carácter no es ni mucho menos de shooter de la vieja escuela, podemos encontrar similitudes en su planteamiento con 'Wolfenstein: The New Order', lanzado este mismo 2014-. 

Exploración, ambientación y recursos escasos

Ambos títulos se caracterizan por una jugabilidad centrada en la exploración, la tensión y los disparos; todo ambientado en niveles muy oscuros y claustrofóbicos -no en vano, gran parte del desarrollo tiene lugar en el metro-. La saga tiene un cierto componente de survival horror, ya que la munición escasea y mucho, por lo que tendremos que cerciorarnos de que encontramos cada bala y cada filtro para la máscara antigas, sin dejar nada atrás. 

La historia de ambas entregas está basada en el popular trabajo del novelista ruso Dmitry Glukhovsky; mientras 'Metro:2033' está basado en la novela homónima del autor, 'Metro:Last Light' se toma muchas más libertades argumentalmente -aunque el propio Glukhovsky ha colaborado en el desarrollo-.

Comenzando en 'Metro:2033', nos pondremos en la piel de Artyom, un superviviente al cataclismo nuclear que ha asolado la Tierra hace unos años y que ha pasado prácticamente la totalidad de su vida viviendo bajo tierra, en el sistema de metro de Moscú. El mundo es un páramo infesto de bestias mutantes y de peligros para la raza humana, por lo que todos sus miembros se buscan la vida en las profundidades del suburbano -donde tampoco faltan los peligros-, apenas saliendo a la superficie si no es estrictamente necesario y protegidos con máscaras antigás.