(Ps3, 360, Pc)
El paso a la superfície, por su parte, es una transición brillante. El paisaje de las ruinas de Moscú es tan desolador como a la vez hipnóticamente bello, aunque por desgracia no podremos pararnos a admirarlo demasiado sin correr peligro. A las abominaciones que lo pueblan se suman unos niveles de radiación que continúan siendo elevadísimos, por lo que durante las incursiones en el exterior deberemos portar en todo momento una máscara de gas. Su mantenimiento será importante, ya que cada pocos minutos deberemos cambiarle los filtros por los recambios de nuestra reserva y los que hallemos en los cuerpos de otros exploradores caídos.
La sensación de soledad y fragilidad llega aquí a su máximo esplendor, acompañada por los grandes efectos de sonido de los que hace gala toda la aventura y una banda sonora de calidad, con un papel más asistencial que protagonista para no romper la inmersión de la que el juego presume en todo momento. Igualmente destaca el gran doblaje que presentan todos y cada uno de los personajes, aunque se hace algo incomprensible que el juego dé opción a seleccionar más de media docena de idiomas para los textos y únicamente castellano para las voces.
Finalmente, el desarrollo de la historia es algo que deja un regusto amargo, puesto que tras la atractiva presentación inicial de los hechos se deshincha paulatinamente. Sin querer entrar en mucho detalle, la historia de 'Metro: Last Light' termina por alejarse un poco de las miserias de los supervivientes y sus conflictos, para meterse en terrenos pantanosamente sobrenaturales que no terminan de cuajar con el universo recreado. Claro que, en todo caso, este tipo de apreciaciones son siempre muy personales. El juego cuenta, eso sí, con dos finales distintos, cuya aparición depende del comportamiento de Artyom a la hora de afrontar sus misiones y de las escasas decisiones que se plantean en la trama.
Sin llegar a ser un bombazo del calibre de otros lanzamientos aparecidos en esta primera mitad de año, 'Metro: Last Light' se presenta como una atractiva mezcla de acción post-apocalíptica en primera persona con buenas dosis de infiltración opcional. Sin mucho que envidiar en cuanto a la acción directa a los grandes nombres del género, sí que cojea ligeramente en el apartado del sigilo, cuyo reducido abanico de mecánicas termina por pasar factura.
Sus fortalezas, en cambio, se hacen claramente visibles en aspectos como su soberbia ambientación y su gusto por el detalle a la hora de recrear el universo ideado por Dmitry Glukhovsky. Bondades que sumadas a su ritmo y diversión conforman un título en el que si bien echamos en falta algunas cosas, queda patente la buena mano de 4A Games en sus desarrollos.
Es opresivo, oscuro y frío, como lo son las propias noches entre las ruinas de Moscú. Por momentos trepidante y en ocasiones más pesado, 'Metro: Last Light' se alza como una gran alternativa para todos aquellos que busquen un FPS basado en algo más que machacar enemigos. Un nuevo y recomendable viaje a las profundidades de la madre patria, para acompañar al joven Artyom en su intento de salvar los vestigios de lo que queda de humanidad.
Lo mejor
La puesta en escena, sencillamente soberbia
Gran nivel técnico y de detalle, con un genial uso de la iluminación
Buena combinación entre la acción directa y la infiltración
Alcanza momentos de gran epicidad y tensión
Lo peor
La IA es en diversos momentos bastante mejorable
Pese a las mejoras introducidas, las mecánicas de sigilo siguen algo cojas
Tanto la trama como el desarrollo se deshinchan un poco tras un gran inicio
Las batallas finales, terriblemente diseñadas
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