Análisis LittleBigPlanet

Jugabilidad

LittleBigPlanet pertenece al género de los juegos de plataformas y consigue ensalzar las mayores virtudes del género: sencillez, adicción y diversión.  

Sencillez porque no necesita acompañarse de un gran argumento o entruncada historia que se convierta en el objetivo del juego, permitiendo que, desde el minuto cero, se pueda disfrutar del juego sin mayores complicaciones.

Adicción porque añade el atractivo suficiente para querer seguir jugándolo y conseguir el mayor número de puntos y objetos posibles. Y diversión porque consigue mantener una sonrisa en quien lo juega durante toda la partida.

Creer que LittleBigPlanet es un juego más dentro de su género, creemos, sinceramente, que seria un gran error. Representa, como hemos dicho, todo lo que un plataformas debe tener, pero además añade una forma de entender el juego distinta a todo lo conocido hasta ahora.

No son muchas ni variadas las opciones que tenemos de encontrar un juego donde, la creatividad, sea su motor de juego ni donde la imaginación de quien lo juegue tiene tanto que decir sobre el mismo. Porque LittleBigPlanet está planteado como una gran herramienta de diseño al alcance de cualquiera y, en sus cincuenta niveles, nos presenta un abanico inmenso de posibilidades sobre las que basarnos. Todo el juego en sí es un gran tutorial de cómo crear estos fantásticos mundos con un único límite: la imaginación de su creador.

Desde Media Molecule, fieles a su palabra, han mantenido de forma estricta que todo lo que aparezca en el juego estuviera creado con las mismas herramientas de las que dispondría el jugador para poder realizarlas él mismo.

Pero que nadie se lleve a engaño. No se trata de abrir el editor y, en ese rato que tenemos libre, crear dos o tres niveles como el Mundo de los Surigatos, la Obra o el fatídico Búnker. Todo se puede hacer, es cierto, pero con unas grandes dosis de paciencia y buen hacer.

Como en cualquier otro proyecto que emprendamos en nuestra vida cotidiana, la creación de un nivel conlleva la preparación de un plan de trabajo adecuado, la creación de unos diseños iniciales sobre los que trabajar, la elaboración de la trama de desarrollo del nivel con sus correspondientes puzzles, obstáculos y vías de escape y un sinfin de cosas más que nos llevarán un tiempo hacer correctamente.

Pero que nadie se desanime porque los resultados de este meticuloso trabajo, colmará con creces el esfuerzo realizado y pronto podremos ver cómo se incrementan a diario las visitas al mismo. Para conseguir todo esto, LittleBigPlanet viene acompañado de una importante cantidad de tutoriales que nos irán mostrando la forma de actuar de los distintos elementos, artefactos y materiales de los que dispondremos en nuestra labor creativa.

De una forma sencilla y muy clara, se nos irán descubriendo las mecánicas de funcionamiento de todos estos objetos. Si no queremos convertirnos en expertos creadores de mundos imaginarios, LittleBigPlanet nos ofrece la oportunidad de disfrutar de los cincuenta niveles que forman el juego original, dedicándonos exclusivamente a recorrerlos y alcanzar las mayores puntuaciones en los mismos.

Personalmente, esperaba una gradualidad en la dificultad de estos niveles, partiendo de los más fáciles a los más dificiles, pero esta dificultad gradual no existe como tal. Podemos pasar de un nivel relativamente sencillo a uno algo más complicado y, de repente, comenzar otro casi irrisorio por la escasa dificultad de sus obstaculos.

No existe un aumento ni una lógica en este desarrollo. A veces, tras las muchas horas de juego y conversación compartida en este juego, algunos llegamos a pensar que la dificultad de los niveles es proporcional al estado de ánimo de su creador el día de diseñarlo.

Aplicando esta teoría nos atreveríamos a decir que, en Media Molecule, debe reinar, en general, el buen rollito, porque los niveles en general tienen una dificultad relativamente comedida y que, tras algunos intentos, suele ser bien salvada.