Análisis Killzone: Shadow Fall

Aunque a priori podremos hacer frente a las situaciones que se nos plantearán en cada misión de diferentes formas, optando por no armar demasiado ruido y atacar por detrás -algo a lo que ayudan algunos escenarios bastante abiertos-, al final la mayoría de encuentros se resolverán a tiros en refriegas contra los helghast disparando detrás de una cobertura. Hemos echado asimismo en falta una mejor IA de los soldados enemigos, que no es que sea horrible, pero en shooters con cierto grado de opciones tácticas como este 'Killzone: Shadow Fall', sabemos que podrían haber dado mucho más de sí, como ya se ha demostrado en juegos como el 'Crysis' original.

Uno de los elementos más originales y diferenciadores del juego a nivel táctico es sin duda nuestro BUHO, un dron de combate personal que podremos controlar con el panel táctil del gamepad de PlayStation 4 y con el botón L1. Gracias a él podremos llevar a cabo hasta cuatro acciones a distancia: desplegar una tirolina que nos descuelgue hasta lugares seguros desde las alturas o de torre en torre; desplegar un escudo de energía que contenga momentáneamente los disparos de los enemigos, aturdir a los enemigos lanzando un ataque eléctrico o la que seguramente acabaremos utilizando más que ninguna otra: el ataque a distancia. El problema del citado BUHO es que al final, de las cuatro opciones que nos brinda, solo hemos acabado utilizando la de ataque, que nos ayudará distrayendo a los enemigos para que no se concentren solo en vaciar su cargador sobre nosotros, dándonos un momento de respiro. Otras opciones como la tirolina o el ataque aturdidor son algo testimoniales y creemos que no se les ha sacado el partido necesario. 

Un compañero de hojalata

Aparte de estas cuatro habilidades que podremos utilizar en cualquier momento, hay que sumarle la posibilidad de hackear diferentes terminales, como ordenadores o sistemas de alarmas, una tarea que acabaremos utilizando mucho más de lo que nos gustaría durante el juego y que no tiene más vuelta de hoja. También haremos uso del dron a la hora de caer abatidos en combate, ya que si tenemos en nuestro poder packs de adrenalina que hayamos recolectado, el BUHO podrá reanimarnos pulsando L1; en ese momento se activará un modo de tiempo bala en el que podremos disparar a cámara lenta a nuestros enemigos y acabar con ellos más fácilmente durante unos instantes.

Nos hubiera gustado que Guerrilla hubiera ido un paso más allá en lo jugable y no solo incluyera novedades como las órdenes que emitiremos al BUHO con el panel táctil del mando o el uso de la la luz posterior de este, que nos indicará nuestro estado de salud a base de colores. Más presencia de partes de pilotaje, que escasean bastante, o situaciones de infiltración más profundas hubieran ayudado a darle más variedad al conjunto, en el que sobresalen las escenas de tiroteos, como es lógico. En este sentido, 'Killzone: Shadow Fall' podría haber dado mucho más de sí con pequeños momentos de ruptura en los que enfrentarnos a puzles o minijuegos más elaborados, lo que nos habría dado un respiro respecto a las escenas de acción. 

En nuestro HUD, que controlaremos con la cruceta, también tendremos otras útiles herramientas que nos ayudarán mucho a la hora de avanzar, como el eco táctico. Se trata de una especie de sónar que emitiremos a nuestro alrededor para detectar la posición de nuestros enemigos incluso tras las paredes. Podemos ampliar el rango de utilización pero si nos pasamos se producirá un acope que delatará nuestra posición. Pulsando la flecha superior de la cruceta podremos ver la dirección en la que se encuentran nuestros objetivos y la distancia en metros desde nuestra posición, lo que nos será muy útil si nos perdemos en medio de una misión.

El juego tiene tres modos de dificultad, pero os animamos a que juguéis en modo difícil para vernos en algún que otro aprieto, lo que os empujará a aprender y a sacarle el mayor partido posible al BUHO. No es un shooter fácil, aunque también es verdad que si somos cuidadosos, los enemigos tampoco nos pondrán en demasiados aprietos, debido a su IA algo justa y que debido a la capacidad de procesamiento del hardware de las nuevas consolas, debería de ser más elaborada.

Por otro lado, el juego está muy cuidado en cuanto al arsenal disponible, con multitud de armas diferentes no muy alejadas del concepto real, sin tener que recurrir a "marcianadas" futuristas ya vistas en otros títulos del género. Nos sentimos poderosos llevándolas encima, pero tendremos que aprender a utilizarlas, teniendo muy en cuenta su cadencia de tiro o tiempo de recarga. 

Si estamos interesados en completar el juego en su totalidad, tranquilos, porque Guerrilla ha incluido multitud de extras en forma de archivos de audio con grabaciones o cómics con los que conoceremos mucho más de la trama del juego de lo que lo haremos simplemente completando sus misiones a golpe de gatillo.

Si el Modo Campaña adolece de varios defectos (aunque su duración es aceptable), su sabor agridulce queda en parte compensado con el modo multijugador bastante completo y variado que se ha incluido para la ocasión