Impresiones - Final Fantasy XIV: A Realm Reborn

A estas actividades mundanas se suman también las misiones FATE (Full Active Time Events), que aparecen aleatoriamente en determinados lugares del mapa en momentos puntuales. Esencialmente consisten en cacerías en grupo; todos los jugadores que se encuentren en ese momento en la zona de una misión FATE deberán unir sus fuerzas para lidiar con una horda de enemigos, repartiéndose después el botín en función de su aportación a la masacre.

Completar todos estos encargos, como es evidente, nos reportará pingües beneficios en forma de oro y puntos de experiencia, para así aumentar de nivel. Esto, por desgracia, repercutirá en un aumento automático de nuestras estadísticas, sin que podamos hacer nada para potenciar una u otra. O al menos, no hasta que sobrepasemos el nivel 10, momento en que además de la subida automática dispondremos de tres puntos extra por nivel para gastar en la estadística que prefiramos. Otra curiosidad de la que dispondremos al alcanzar dicho nivel será la monta de chocobos, pudiendo así desplazarnos a gran velocidad por los extensos mapeados.

En cuanto al sistema de batalla, nuevamente no dista demasiado de lo que encontramos en otros títulos similares. Un comando de ataque automático será la base para los personajes más físicos, apoyados por las distintas habilidades de combate que hayamos ido adquiriendo y que se verán limitadas por su coste de TP (puntos técnicos) y el típico tiempo en enfriamiento. Los adeptos de la magia, por su lado, deberán apoyarse por completo en su repertorio de hechizos dada su mayor vulnerabilidad y escasa fuerza. Las técnicas mágicas consumirán MP (puntos mágicos) de la reserva, y además de un tiempo de recarga podrán tener también un tiempo de lanzamiento de unos pocos segundos. En este sentido, no nos ha parecido excesivamente acertada la necesidad de permanecer inmóviles mientras se conjuran magias, cosa que ante enemigos de gran calibre y velocidad podría suponer un problema.

Ya para terminar, no podíamos pasar por alto comentar ciertos aspectos del apartado técnico, como lo es el notorio bajón de calidad visual de la versión de PS3 respecto a la de PC, con texturas bastante más pobres y alguna que otra caída en la tasa de imágenes por segundo en cuanto aparecen varios enemigos activos en pantalla. El diseño artístico de personajes es bastante acertado y en general muy del estilo 'Final Fantasy', con presencia de muchos monstruos directamente sacados de otras entregas, aunque los entornos que hemos podido visitar son bastante genéricos. La banda sonora, por su lado, se encarga de aportar una calidad incontestable. Y es que cuando Uematsu se encarga de ello, poco más hay que añadir.

Un renacer que está por ver

Tras un buen tiempo correteando por los alrededores de Gridania a los mandos de un pequeño conjurador Lalafell, la sensación con la que por ahora nos deja 'Final Fantasy XIV: A Realm Reborn' es la de un juego que sigue necesitando dar más de sí para hacerse un hueco frente a alternativas aparentemente mucho más sólidas como 'Guild Wars 2'. Su poca personalización y lo recurrente de sus misiones hacen que por ahora, honestamente, se nos antoje como un título excesivamente genérico.

El combate en general se presenta algo limitado y en principio nada estratégico, mientras que el desarrollo de los personajes es bastante encorsetado. Aspectos que no dejan del todo satisfecho en contraposición a juegos bastante más completos como el ya mencionado 'Dragon Age: Origins', pero esperamos que pueda cambiar a medida que el juego avance y muestre todas sus cartas y posibilidades. Al fin y al cabo, lo jugado es sólo una versión de prueba de los inicios de una aventura que promete decenas de horas por delante.

Mantenemos pues el beneficio de la duda, al menos hasta el momento en que podamos echar mano a la versión definitiva. No en vano, no deja de ser una reestructuración completa de un título ya criticado en su día, en la que Square Enix ha puesto gran esfuerzo por contentar a los jugadores. Aunque siendo realistas, las cuotas mensuales y sobretodo la feroz competencia de su ventana de lanzamiento no se lo pondrán nada fácil.