Análisis Flower

Un sencillo juego de ¿qué nombre le ponemos? ¿concienciación social? ¿de temática Zen como algunos lo han definido?. Definámoslo, sencillamente, como un bonito juego de agradable presentación y muy, muy, relajante.

Presentación

Flower se presenta como un juego distinto a todo lo demás. Nada más ponerlo en marcha, observamos que funciona de una forma totalmente distinta. Nadie nos explica qué hay que hacer, nada nos indica qué pasos seguir.

Una escueta sobreimpresión de nuestro mando y un ténue texto en la esquina de nuestra pantalla nos dice "mantén pulsada una tecla". Este será el único mensaje que podremos leer en lo que dura esta experiencia.

Sirva esta presentación para indicar a nuestros lectores que, este análisis, no es más que la visión personal que éste que les escribe, ha hecho de la experiencia del juego.

No es ni mejor ni peor que cualquier otra que aporte otro usuario que lo haya probado; porque aunque en el fondo existe un mensaje claro, común para todos, la forma de entenderlo es muy personal, y ahí radica una de las grandezas de esta experiencia. Y hablo de experiencia con todas sus consecuencias, porque entiendo que el calificativo de "juego" no tiene cabida en Flower.

Historia

¿En qué estamos convirtiendo nuestro mundo? Partimos de una ciudad gris, llena de ruido y multitud de vehículos que la cursan sin parar. Todo es ladrillo y cemento. Nada aporta sensación de vida. ¿Nada? En la ventana de nuestro pequeño apartamento, una escuálida planta adorna la única maceta que tenemos. Una gota de vida entre tanta tristeza. 

Al acercarnos a contemplarla, un tímido pétalo se desprende de la misma y nos traslada a un campo abierto que, para nuestra tristeza, es gris y oscuro como nuestra ciudad. Aquí comenzamos a entender que algo podemos hacer en todo este desastre.

Mientras dominamos los movimientos de nuestro mando, vemos que podemos encender a las flores dormidas que esperan que alguien las despierte de su letargo. Como agradecimiento, cada una de ellas nos aporta un pétalo que ayudará a que hagamos nuestro trabajo. Sólo debemos aprovechar las corrientes de aire, que permitirán que los pétalos se trasladen por el campo. Ahora lo comprendemos.

Debemos recorrer los campos despertando a esa naturaleza dormida que se ha rendido ante el abandono de nuestros actos. Cuando conseguimos despertar una zona, todo el terreno responde al unísono abriendo sus encantos. La hierba reverdece alrededor de todo lo que hemos tocado.

Nuestro pequeño pétalo inicial es ahora un ejército de pétalos de colores que van arrasando con la oscuridad y la ausencia, convirtiéndolos en color y vida.