Reportaje
Ahora os hablaremos de Doom y Quake, sin duda dos de las sagas más importantes de los shooters en la historia de este género; para después terminar con algunas pinceladas a su más reciente trabajo, Rage, el cual parece de nuevo volver a sentar las bases del género, aunque tendréis que esperar en este caso a nuestro análisis para saber si lo logra o no.
Id Software decidió dejar de lado la franquicia Wolfenstein, las críticas que el juego había recibido en cuanto a su violencia y a la estética nazi habían hecho efecto por lo que la compañía cerró la puerta a los juegos de la 2º Guerra Mundial.
Pero sin embargo abrieron otra puerta, la del infierno en Marte; hablamos obviamente de Doom, el que podríamos decir que fue el shooter que estableció las pautas a seguir en el género.
Corría el año 1993 y mucha gente expectante se ponía delante de sus PC´s para ver que podría ofrecernos ahora Id. Bajo el papel de un marine de las fuerzas especiales éramos destinados a Marte por haber desobedecido unas cuantas órdenes de un superior, por lo que nuestro trabajo en el planeta rojo pasaba a velar por la seguridad de unas instalaciones que hay en dicho lugar. Hasta aquí todo normal, pero la cosa cambiaba cuando una vez ya pistola en mano nos encontrábamos con terribles y mortíferos seres de otro mundo, criaturas demoniacas que no nos pondrían las cosas fáciles para intentar regresar a nuestro querido planeta Tierra.
Con este argumento, el cual no es nada del otro jueves, nos presentaban a Doom, cuya principal finalidad consistía en aniquilar a todo lo que se moviera en la pantalla, algo parecido a lo que ofrecía Wolfenstein pero mucho más mejorado.
Para empezar el apartado gráfico estaba mucho más pulido ofreciendo texturas mucho más variadas tanto para los escenarios como para los enemigos, al mismo tiempo se podrían mostrar algunos juegos de sombras, algo impensable para la época y que supuso todo un logro. Mención especial a los enemigos, diez tipos diferentes de enemigos a los que abatir y a cada cual más mortífero que el anterior lo que añadía mucha más variedad que en el shooter de la 2º Guerra Mundial; lo mismo ocurría con las armas: pistolas, escopetas, metralletas y hasta una sierra mecánica, la cual se convirtió en todo un icono, para poder despedazar a todo lo que nos saliera al paso. Con estas mejoras Doom seguía conservando la misma mecánica que Wolfenstein, avanzar por intrincados laberintos, ahora mucho más grandes al mismo tiempo que recuperábamos nuestra salud así como conseguíamos nuevas armas y munición.
Donde realmente destacó este nuevo título de Id Software fue en el modo multijugador, algo que casi nadie se podría esperar en aquellos años y que hoy en día es casi lo que hace que muchos de vosotros juguéis a Halo, Battlefield o Call of Duty, su modo para varios jugadores.
Para el año 1993 la única manera que había de poner jugar con otros amigos solo era mediante el modo en red o conectando dos ordenadores mediante un cable e Id Software lo consiguió y de qué manera; porque las horas que pasaban delante de sus ordenadores los usuarios con este multijugador no fue normal.
Nos ofrecían la posibilidad de pasarnos la campaña individual junto a un amigo, pero donde realmente tenía “chicha” Doom era en su modalidad Deathmatch donde con hasta cuatro amigos, diferenciados por colores, debíamos soltar toda la adrenalina para eliminarnos, generando unas dosis de adicción increíbles.
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