Análisis DmC: Devil May Cry

Para culminar el trabajo realizado por Ninja Theory en términos de reajustes y nuevas opciones tenemos que apuntar también el regreso del siempre divertido ‘Modo Turbo’. Activándolo desde el menú de selección de modo ganaremos un 20% de velocidad en el juego, lo que se traduce en combates todavía más frenéticos y rápidos, a nuestro juicio muy recomendable pues los reflejos deberán de ser todavía mayores. Por último no podemos olvidarnos de una de las grandes novedades y más demandadas por los usuarios, la fijación manual de objetivos. Ya sea manteniendo pulsado ‘R1’ o ‘RB’ – o simplemente pulsando una vez – podremos fijar a un enemigo para centrar todos nuestros ataques en él. El círculo que veremos a su alrededor además hace las veces de barra de vida, algo muy útil para los combates más duros. Por desgracia, este modo pasará inadvertido para los usuarios más acostumbrados al título original; mencionando también que aunque su implementación se agradece, alternar entre enemigos la fijación se vuelve en muchas ocasiones un reto más.

Un título necesario y para el que ya no hay excusa

Si Xbox 360, PlayStation 3 y PC contaban con un título más que recomendable, casi obligatorio dentro del género hack’n slash, ‘DmC: Devil May Cry Definitive Edition’ se presenta como un juego que hay que tener si o si en nuestras estanterías. No hablamos solo de que pertenezca a un género que de momento no haya hecho acto de presencia en la nueva generación, sino que los extras incluidos en la remasterización justifican su compra.

‘DmC’ hay que mirarlo desde el mismo prisma que el trabajo realizado por Crystal Dynamics con ‘Tomb Raider’: un “reboot” que da un giro sobre las mecánicas originales pero cuyos cambios aportan un aire fresco y rompedor a la saga. Con esa premisa en mente es imposible no pasar un buen rato con la obra de Ninja Theory. En ella encontraremos desde un portentoso apartado artístico que pocas veces hemos visto en el género, a excepción de ‘Bayonetta’, con niveles a cada cual más variado, retorcido y original. El sistema de lucha, aunque discutible, ahora sí ofrece todas las variantes que cabría esperar para el auténtico seguidor del género: desafiante y que siempre suponga un reto en lo que al aprendizaje de habilidades se refiere.

También es destacable su longevidad. Muy por encima de la media y en la que encontramos multitud de modos de juego con los que rejugar la aventura, así como los DLC añadidos para la ocasión; con mención especial para el numeroso contenido desbloqueable en forma de diseños de arte.

En conclusión, ¿’DmC: Devil May Cry Definitive Edition’ podría ser un juego aún más redondo si cabe? Por supuesto, claro que sí; pero su monumental trabajo artístico, sonoro y ahora jugable lo convierten en un producto algo más que recomendable, y que divertirá sin lugar a dudas a los fans del género e inclusive a aquellos, que reacios a pensar en que pasarán unas 15 horas aporreando botones, cuando quieran darse cuenta mantendrán el “tempo” en los ataques e intentando alcanzar el rango SSS mientras miran de reojo subir un escalón más en la dificultad. Pero esperad, aún no hemos terminado. Si el compendio de detalles y características que os hemos descrito a continuación os parecen motivos más que suficientes, sumadle un remozado apartado técnico. Con 1080p y 60 imágenes por segundo que se mantienen estables durante todo momento, el título de Ninja Theory se sitúa incluso un escalón de la versión lanzada en su día para PC. El motivo no es otro que un mejor apartado de texturizado en los modelos, pequeños retoques en la iluminación y detalles que suman un apartado gráfico que obviamente no está a la altura de obras más punteras en Xbox One y PlayStation 4, pero que tampoco desmerece para nada.

Tal vez sus únicos puntos débiles sean algunos de los ya mostrados en su momento con la versión original: No ver más allá de los anteriores juegos de Capcom y por ende perderse el título de Ninja Theory debido al “odio” hacia el nuevo Dante. Y sí, a lo mejor la historia tampoco será nada del otro mundo, e inclusive podría perder fuelle en algunos momentos, pero en cierta manera saben cómo tenernos atentos a la trama y sus personajes, aunque la excusa no sea otra que la de liarnos a espadazos con más y más demonios.