Análisis Divinity: Original Sin

Triunfando en Kickstarter

El género RPG de corte occidental ha vivido en los últimos años un resurgimiento poco esperado. Obras como la serie 'Ultima', 'Baldur’s Gate' o 'Neverwinters' suenan fuerte todavía en las cabezas de los más veteranos. No podemos olvidar a la obra cumbre, el todopoderoso 'Diablo', de Blizzard. A este grupo de joyas hay que sumar uno nuevo, la obra de Larian Studios, que entra por la puerta grande al sacudir la web de Kickstarter. En un mes y con apoyo de Pay Pal también, el juego logró recaudar más de un millón de dólares. Una cifra nada desdeñable para lograr cumplir su sueño.

Larian Studios no es precisamente nuevo. 18 años descansan en las espaldas del pequeño equipo belga. Formado por 40 personas, a lo largo de su historia solo han trabajado en la serie Divinity y en algunos juegos de corte meramente educacional. Con este currículum poco se puede esperar de 'Divinity: Original Sin'. A primera vista, lo que puede parecer un RPG occidental genérico y con muy poco que ofrecer, se convierte con el paso de las horas en una grata experiencia de juego que hará las delicias de los jugadores tradicionales. Un millón de dólares recaudados es motivo de sobra para confiar en el criterio de aquellos que han apoyado al estudio.

'Divinity: Original Sin' no es un título aparte de la serie total. Los acontecimientos del juego se sitúan entre 'Divine Divinity' y 'Dragon Commander'. Pese a las notas fluctuantes de los juegos que ha creado, el estudio no se ha dado por vencido. 'Divinity: Original Sin' se ha convertido en el juego más rápidamente vendido en la historia del estudio. Desde su lanzamiento en Steam, el juego ha cosechado unas ventas superiores a las 170.000 unidades. Nada mal dado el concepto de desarrollo y de financiación que ha tenido la obra de Larian. Podría haber sido más y mucho mejor, pero el estudio estará contento con lo que ha conseguido.

Para vosotros, veteranos

'Divinity: Original Sin' tiene un público objetivo, eso que quede claro desde un principio. No es un título de acción trepidante. No es un derroche de adrenalina y desde luego no es un mata-mata. Hay que saber distinguir el concepto RPG occidental del típico título de acción en tiempo real con ligeros toques de RPG. Eso no lo vais a encontrar aquí. 'Divinity: Original Sin' es un título de desarrollo lento, muy pausado y que requiere de horas y horas de dedicación. Visitar todo su vasto mundo, hablar con los personajes y disfrutar de cada minuto de su ingente duración será una delicia para los fans de este tipo de juegos.

Así pues, lo que nos encontramos en 'Divinity: Original Sin' es un RPG clásico occidental que basa sus combates en los turnos. La obra de Larian no es acción directa de machacar el botón del ratón encima del enemigo. En 'Divinity: Original Sin' tendremos un turno para atacar e intentar ponernos a salvo de los enemigos alejándonos tras nuestro ataque. Cada ataque consume puntos de acción y debemos usarlos sabiamente. El componente estratégico está muy presente. Un paso en falso puede acabar en una paliza, sobre todo cuando los enemigos son muy numerosos. No es lo mismo defenderse de cinco que de dos.

A nivel de combate, además de los ataques físicos, tendremos también los ataques de habilidad y de magia, con su clásico medidor de maná. En una barra, situada en la zona inferior de la pantalla, podremos ver las diferentes habilidades desbloqueadas según los niveles que vayamos subiendo. Hay varias capas. Su uso es el clásico de pinchar en la habilidad y seleccionar el enemigo. Luego están las que tienen un amplio rango de ataque, que no necesitan la selección previa de uno de los enemigos en pantalla. Uno de los puntos que más ha llamado la atención es poder combinar ataques. Por ejemplo, hielo para congelar al enemigo, fuego para derretirlo y formar un charco, para más adelante rematarlo con un rayo potenciado gracias al agua.

Dos pegan más que uno…

'Divinity: Original Sin' se caracteriza por permitir a los jugadores llevar dos personajes al mismo tiempo. No es opcional, es obligatorio. Nada más comenzar nuestra partida, accedemos al menú de personalización del personaje. Podemos llevar hombre y hombre, hombre y mujer o mujer y mujer. El género da igual, podemos alternarlo como nos plazca. Además del género, también se nos da la posibilidad de elegir la clase de nuestros personajes. Gracias a los dos guerreros que llevamos podemos formar diversas combinaciones. Caballero, mago o clérigo son algunas de ellas, pero van un poco más lejos gracias al sistema de personalización y de talentos.

La evolución de nuestros personajes se hará en base a los talentos escogidos, a los atributos y a sus habilidades. Conforme vayamos avanzando, se irán desbloqueando nuevos ataques, todos ellos basado en cómo se vaya desarrollando nuestro periplo. En 'Divinity: Original Sin' el empezar con un caballero no es sinónimo de acabar la partida con este mismo personaje. La evolución de sus características es algo muy importante y otorga una libertad que hace años que no se ve en un juego de este tipo. Claro que también es cierto que hace mucho tiempo que no sale nada parecido a 'Divinity: Original Sin'. Así pues, según vayamos evolucionando, accederemos a ataques que no tendrían nada que ver con la clase inicial.