Análisis Disney Epic Mickey 2: El Retorno de dos Héroes

JUGABILIDAD

Pintando el mundo Disney

Mickey dispone de una práctica y poderosa herramienta, un pincel..., vale, dicho así parece poca cosa, ¡pero se trata de un pincel mágico!, puede lanzar pintura o disolvente, según nuestra elección, y dependiendo de lo que utilicemos, el entorno, e incluso su propia historia irá cambiando.

El pincel vuelve a ser uno de los protagonistas del juego, sin él la aventura sería imposible de superar, constantemente nos aparecen “sombras” de plataformas a las que debemos rociar con pintura para convertirlas en realidad, obstáculos a los que debemos rociar con disolvente para que desaparezcan y progresar en la aventura.

Pero la cosa no se queda ahí, también lo usaremos para combatir a nuestros enemigos, y dependiendo de la sustancia que utilicemos, podremos convertirlos en aliados con pintura, o borrarlos del mapa con disolvente.

Además, durante el juego tendremos varias formas de afrontar los problemas, una siempre será moralmente más positiva que la otra, y dependiendo de nuestras acciones, el entorno, la historia e incluso el final del juego será diferente, por lo que para ver el juego completo tendremos que terminarlo dos veces.

Mejor en compañía

Epic Mickey ya es todo un hito en la historia de Disney por rescatar a sus personajes olvidados, encabezados por Oswald, el conejo afortunado, que esta vez deja de lado el papel de malo que tenía en la primera parte, para ser un poderoso aliado de Mickey.

Esta segunda parte está totalmente pensada para que dos jugadores la superen en modo cooperativo, si tenemos un hermano, una amiga o un vecino aficionado a los videojuegos, pasaremos grandes ratos jugado en compañía; esto tiene su parte buena y su parte mala.

La parte buena es que disponemos de una aventura plataformera tridimensional totalmente jugable para dos personas a la vez, algo que no es muy común en este género, Mickey y Oswald forman un poderoso equipo que colabora para superar diversas situaciones.

Si Mickey dispone de su pincel, Oswald tiene un mando que puede lanzar electricidad, además puede planear con sus orejas, y Mickey puede colgarse de él para superar secciones sin plataformas planeando, también es posible combinar ambos poderes.

Un segundo jugador puede tomar el control de Oswald en cualquier momento (así como abandonar la partida también), entonces la pantalla queda dividida de forma vertical para que cada jugador pueda avanzar con su perspectiva

Pero como decíamos, también está la parte mala, y es que si somos jugadores solitarios nos perderemos buena parte del encanto del juego, Oswald pasa a ser manejado por una inteligencia artificial que no se antoja muy inteligente, su comportamiento resulta un tanto errático e impredecible, en ocasiones tenemos que ordenarle actuar, en otras actúa por su cuenta y riesgo, en ocasiones tarda en acercarse cuando lo llamamos y otras comprobamos cómo se cae de las plataformas más facilonas.

Por lo tanto, el juego está un tanto descompensado según el número de personas que jueguen, la primera parte era una aventura en solitario, pero esta segunda parte es mucho más aconsejable para los que juegan en compañía.