Dishonored

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Página 2

14/06/2012 14:14
Dishonored

El poder que os mencionamos no solo permitía atravesar grandes distancias como si de un teletransporte se tratara, también permitía acceder a balcones o niveles de altura superiores a priori inalcanzables, y desde los que tener cierta ventaja en caso de necesitarla. Se lograba así una cantidad de caminos secundarios considerable, todos ellos variados y repletos de posibilidades y recovecos explorables. No se puede hablar de "linealidad".

Nada más llegar al pie de la embajada, y continuando con nuestra misión sin haber despertado la curiosidad o las dudas de los guardias circundantes, nos acercábamos al río para hacer uso de un nuevo y divertido poder que nos permitía encarnar a otros seres vivos. De ese modo nos "introduciamos" en la piel de uno de los peces que vimos en el agua. Sí, habéis oído bien: en un pez, que resultaba ser la criatura idónea para colarnos en el recinto por medio de una de las rejillas que expulsaban las aguas residuales acumuladas dentro de la torre.

Fueron pocos los que lograron evitar que su rostro no lo surcara una fugaz y brillante sonrisa de sorpresa ante aquella acción, que nos pillo por sorpresa dado que antes habíamos estado valorando otras opciones (entrar por la puerta, hacerlo por los balcones, por el tejado... etc) y a nadie se le había ocurrido hacer uso de esa, o tan siquiera sugerirla.

Una vez dentro de la compleja estructura empezamos a ascender por ella, usando el don de la velocidad y una vez más, uno nuevo que nos otorgaba una visión muy especial, veíamos a través de las paredes a los enemigos, y además sabíamos cual era su campo de visión, algo muy útil para evitarles y esquivarles sin demasiados problemas.

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No tardábamos en encontrar a nuestro primer objetivo dentro de una especie de sauna, pasándoselo bien con una amable "señorita de compañía". Podíamos haber entrado a punta de pistola y haber finiquitado el asunto sin mayores complicaciones, haber esperado a que acabara para seguirlo a una sala en la que se encontrase solo y acuchillarno, haber hecho uso de alguna poderosa y letal habilidad, o incluso haber encarnado a la prostituta para liquidarlo. Las posibilidades eran infinitas, pero se decidió emular al agente 47, buscar la sala de control de la sauna, bloquear la salida y poner al máximo la temperatura de la misma. 

Mientras un negro y cálido humo invadía todo, el político aporreaba la única ventana de la sala, por la que justo nosotros mirábamos, clamando por ser ayudado. Junto a los gritos de la prostituta de fondo, recibimos en pantalla el aviso de que ya habíamos cumplido una parte de la misión.

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El teletransportarnos, el tener una "mirada felina" y el no hacer ruido siguieron siendo utiles para llegar a lo más alto de la torre, saltando lámparas, recorriendo escaleras y atravesando conductos de ventilación. Allí aguardaba nuestro segundo y último adversario, haciendo exactamente lo mismo que el primero 

En esta ocasión se fue incluso más espectacular. Nos metimos en la piel del mismo, lo condujimos a un balcón y, tras salir de su cuerpo y dejarle vomitando ante la experiencia, usamos una ráfaga de viento salida de nuestra mano cual plásmido para hacerle salir volando y morir segundos después por la caída.

La huida no pudo ser menos cinematográfica. Saltamos del balcón y en el último segundo, evitamos recibir el golpe de caer desde semejante altura introduciéndonos de nuevo en el cuerpo de un habitante que pasaba por allí. El resto: más callejuelas, "teletransportaciones" y sigilo para llegar a la puerta por la que entramos, que ponía punto y final al nivel.

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