Análisis Dare to Fly

Desmenuzando sus aspectos técnicos

En el apartado gráfico podemos decir que su aspecto es muy desfasado, digno de la anterior generación o principios de esta. Los diseños son banales y no destacan en nada, solo seguir dando vueltas a los típicos clichés de películas de animación americana. Los mapeados tienen gran extensión y son  muy coloristas, con elementos que hacen que se desvíe la visión de algunas figurar con dientes de sierra, superficies muy grandes pero con pocos detalles, por lo que estaremos jugando casi todo el tiempo el mismo escenario, pero por la combinación de colores y algunos elementos podremos ver que cambian algo. Los efectos visuales son notables, ya que su jugabilidad es fluida y no sufre de ralentizaciones.

El sonido brilla por su ausencia y sencillez. Una canción, una sola canción estará presente, cuyo ritmo estará constantemente en el videojuego y que escucharemos hasta la saciedad. Por otra parte, los sonidos completamente repetitivos, con un intento de que causen gracia al jugador, dejan de ser un aspecto que arranque una sonrisa por el hecho de que se escucharán una y otra vez durante las partidas.

Dare to Fly ha llegado con muy mal pie al mundo de los videojuegos. Gameshastra ha aprendido una gran lección en el mundillo, y es que el mundo comercial en PlayStation 3 y sus clientes son muy exigentes, por lo que los desarrolladores han tenido la posibilidad de colaborar en una buena experiencia, así como saber qué es lo que exige el público y todo tipo de jugadores. No es muy recomendable adquirir el título, pero si eres fan de Río, juegos como Nights into Dreams o Wing Island, este es tu juego, aunque no esperes grandes cosas.