Análisis Boom Street

Diversión asegurada

Boom Street nos llega en forma de sorpresa, agradable por momentos y desesperante en otros. Abruma en un principio la cantidad de posibilidades que ofrece más allá de las reglas clásicas que todos conocemos de Monopoly, convirtiéndose en un producto que exige demasiado tiempo al jugador repitiendo las mismas acciones (defecto que viene dado por su naturaleza de juego).

Dragon Quest y Super Mario a partes iguales.

Con la práctica descubrimos un desarrollo que atrapa como pocos y que hará que pasemos unas largas tardes entre risas y rivalidad cuando juguemos con hasta tres amigos más. Porque lo que de verdad importa en este género es su diversión, más allá de un funcional aspecto técnico y su largo y pesado modo individual.

Una apuesta entretenida con forma de juego de mesa tradicional que no pretende ir mucho más allá ensalzándolo con personajes más que conocidos en el mundillo. Es si, un precio reducido le hubiese sentado de fábula.