Análisis BioShock: The Collection

Tres imprescindibles para comprender un género

Bioshock es una de las sagas más importantes del género shooter. La mente de Ken Levine y su equipo nos ofrecieron títulos que lejos de apostar por tiroteos carentes de trasfondo, éstos eran un simple proceso para narrarnos historias que se nos han quedado grabadas en nuestra cabeza.

'BioShock: The Collection' es posiblemente una de las opciones más recomendables para el jugador que quiera comprender uno de los géneros estrella en la pasada generación, o redescubrir por enésima vez lugares imposibles y personajes que nos han dejado huella; todo ello con las posibilidades que ofrecen las actuales máquinas de Microsoft y Sony.

Bioshock nos lleva hasta la ciudad de Rapture a la que llegamos tras un accidente de avión y del que hemos sido el único superviviente. Ésta urbe submarina se alzará como el auténtico protagonista e hilo conductor de una trama que alberga tintes políticos, crítica social y debates científicos. ¿Puede un shooter plantear semejante mezcla de conceptos? Muchos títulos lo han intentado años después de Bioshock pero la obra de Irrational Games se ha mantenido inamovible en su trono. Para redondear la jugada, la jugabilidad mezcla el shooter puro con elementos de exploración y otros puntos que se han visto claramente influenciados por series de carácter similar como el clásico System Shock 2. Como principal novedad, Bioshock remasterizado incorpora comentarios de su creador y un paseo por el museo en el que comprender algunos de los personajes más importantes de la aventura.

2K Marin fue el encargado de desarrollar la secuela de Bioshock. Un título que llegó bajo la sombra de la duda al no estar involucrado en el proyecto del estudio original; aún así los chicos australianos supieron saber hacer los deberes e inclusive arriesgarse con un más que decente multijugador. Esta vez la historia nos ponía en la piel de nada más y nada menos que un Big Daddy que debía de recuperar a su Little Sister. Un juego que mantiene la esencia de nuestro primer viaje a Rapture pero que añade una mejor carga narrativa y ciertos elementos jugables más optimizados. En la remasterización encontramos el producto que vimos en su día aunque por desgracia el modo multijugador no ha sido incluído.

Por último Bioshock Infinite pone el colocón final a un pack que no debe de faltar en casi ninguna colección que se precie. Ken Levine no mentía cuando decía que Bioshock Infinite fue su mayor aportación a la marca. Años de desarrollo dieron como fruto un juego con una carga emocional, narrativa, artística y jugable fuera de toda duda. Para más señas, los contenidos descargables publicados a posteriori cerraban de manera sobresaliente -y casi lacrimógena- una franquicia que se ha convertido ya en historia de los videojuegos. Por supuesto la remasterización incluye el juego base y los DLC para comprender en su totalidad la saga.

Saga imprescindible, remasterización con “peros”

Bioshock the collection era y es uno de los productos más esperados por todos los fans y no tan fans de la franquicia. Da igual que hayamos jugado mil y una vez la historia de Jack, la del sujeto Alpha o reencontrado con Booker y Elizabeth. Ahora con la excusa de poder disfrutar de los tres títulos a una resolución de 1080p y 60 imágenes por segundo en Xbox One y PlayStation 4 no podemos sino caer rendidos ante un recopilatorio de este calibre.

Por desgracia no todo iba a ser perfecto, pues aunque Bioshock The Collection tenga sus luces también tiene sus sombras. Se nota que el principal mimo y cuidado se lo ha llevado Bioshock. Muestra de ello son sus extras, que ahondan en el trasfondo y universo de la aventura. Los otros dos títulos o bien no incluyen ningún tipo de contenido adicional o se limitan a las mejoras visuales de rigor en términos de iluminación y texturizado.

Más grave aún son ciertos problemas técnicos que hemos encontrado en Bioshock Infinite en su versión para Xbox One y PlayStation 4. La obra no es capaz de igualar en lo visual a lo alcanzado en su día por un PC de gama media-alta, sino que además achaca unas importantes bajadas de frames que llegan a ser un tanto molestas. PC de hecho se ha llevado la peor parte, en este caso con Bioshock. En dicha plataforma y aunque podamos  disfrutar del juego a una resolución 4K sin necesidad de tener un gran equipo, nos encontramos ante un buen puñado de bugs e incompatibilidades con el control de teclado/ratón.

A pesar de estas desavenencias, las cuales podemos perdonarle, Bioshock The Collection es un recopilatorio poco más que imprescindible. Hablamos de una saga que ha marcado en cierta manera el rumbo a seguir en el género y en el que disparar a todo lo que se mueva sin importar la historia es algo que poca cabida puede llegar a tener a día de hoy. La franquicia demostró por méritos propios que un estilo de juego tan directo también era capaz de plantear universos ricos personajes memorables y un estilo artístico que ha dejado huella.