Análisis Batman: Arkham City

Todos estos detalles completan la creación del universo "Batman", fielmente representado en cada rincón de la ciudad, que contempla detalles como el lugar en el que los padres de nuestro protagonista fueron asesinados.  En conjunto, una ambientación sublime, que puede, al no estar basado en ningun guión o idea creada con anterioridad, estar un escalón por debajo de la de su antecesor, pero francamente ésto es algo debatible, a unos les gustará más la del primero, a otros la del segundo. Lo que sí que queda claro es el canon de calidad de ambas.

Lamentablemente no todo es perfecto en este apartado...

Existen cosas que decepcionarán a determinadas personas, como la duración del modo historia, que, a pesar de ser considerable permanece inferior a la del juego original. Completarlo nos ocupará infinidad de horas más, eso sí, pero llegar al final no. Otra cosa que puede no gustar es la aparición de determinados personajes, anecdótica, que apenas tendrán peso durante la historia, quedando desaprovechados, como cifra simbólica unicamente útil para aumentar el plantel de personajes...

Pero son detalles anecdóticos, que, además, pueden no ser del todo malos según se mire (por ejemplo, ¿preferiríamos que apareciera nuestro enemigo preferido aunque sea en una secundaria... o que no apareciera en ningún momento?)

*Hablaremos de los jefes finales o de la duración en profundidad en el apartado jugabilidad.

Graficos

El Unreal Engine 3 retorna a nuestras consolas, pero, como cabría de esperar de uno de los estudios que mejor partido han logrado sacar al motor (tras Epic Games o Irrational Games) lo hace de una forma más que sobresaliente.

Si bien existe un salto técnico sencillamente apoteósico, el juego es gráficamente similar a su precuela. ¿Cómo se explica ésto entonces? De forma sencilla, el juego traslada el impactante acabado del primer título, de entornos de dimensiones moderadas, cerrados casi en su totalidad, a una ciudad abierta de enormes dimensiones sin perder ni un ápice de su calidad, más bien al contrario, refinándo todos sus aspectos, en busca de la perfección.

Si hablaramos en números existen dos ejemplos claros: la isla del primer juego, que debería multiplicarse por 5 para lograr las dimensiones de la presente ciudad, o el número de enemigos en pantalla, que aumenta a 28 (además no precisamente en un combate o dos, los finales, pasa en todo el juego el incremento notable de los mismos).

Más allá de lo técnico, de esa potencia de la que el título alardea con semejante cantidad de elementos en pantalla al mismo tiempo, nos encontramos a un juego similar al primero, en el que destacan los modelados de los personajes principales (que no el de los estándar que, a pesar de superar a los del primero, sigue brillando por su nula variedad o por ofrecernos algunos detalles mediocres en la cámara final del combate) junto a los recargados escenarios, el broche de oro a la ambientación.

En los modelados destaca el mimo puesto a los atuendos de nuestros enemigos, como el de Mr. Frío, nada fácil de recrear, a sus caras, e incluso a sus animaciones corporales, todo sobresaliente. El único problema lo sigue dando Batman con una curiosa forma de caminar...

La cámara ha corregido aquello de lo que tanto se había quejado la gente en el primer juego, no respecto a los combates, en los que es idónea al situarse por encima de nosotros, si no respecto a caminar o correr, momentos en los que nos dejará mucho más espacio.

De todas formas sigue siendo algo a lo que debemos aconstumbrarnos. Nada malo, eso sí.

Los escenarios, el punto fuerte del título, muestras un detalle asombroso, con una arquitectura hecha a medida para que podamos ir de una punta a otra de la ciudad bien caminando, bien saltando de tejado en tejado, bien volando. Por si sus dimensiones supieran a poco, o necesitáramos más, el estudio se ha encargado de darle un aire sucio, oscuro, gracias a la paleta de colores o a elementos del ambiente, como el humo o el indeciso clima, todo para darle ese toque de seriedad que busca toda odisea del Caballero Oscuro.

Un detalle que nos encontraremos de vuelta los que probamos el primero es la serie de heridas que presenta el traje de nuestro protagonista a lo largo de la historia. De unos roces en el mismo pasaremos a auténticas heridas de guerra, cortes en la capa, sangre en la cara, incluso Catwoman ofrece este grado de detalle en su subhistoria.

Por si todo esto que escucháis os sabe a poco, el equipo ha introducido un montón de efectos especiales, un apartado creado de 0 casi en su totalidad, el agua, el fuego, el hielo, la destrucción de distintos elementos o la iluminación son distintos, luciéndo un nivel superior, especialmente el último de ellos.

Todo con un framerate, no de 60 fps fijos, pero sí cercano a los 30, sin altibajos citables.

Un Unreal Engine 3 que demuestra tener una generación a sus espaldas nos ofrece un mundo abierto repleto de detalles en el que disfrutaremos de unos trabajados personajes o del "estreno" de una sección de efectos especiales lejanos a los de su antecesor. Si bien no se nos pasará por la mente la palabra "referente", quitar mérito al acabado técnico es faltar a todos aquellos juegos de la generación inferiores al mismo. Y no son precisamente pocos.

Como puntos a mejorar nos encontramos una carga de texturas en ocasiones lenta (apreciable), texturas de baja calidad, físicas raras, una inteligencia artificial precaria, que hace el juego demasiado facil o unos tiempo de carga de duración considerable en el caso de morir o cargar una partida, bastante molestos en determinados casos.

Y, obviamente, el hecho de que el Unreal Engine 3 da signos de cansancio a estas alturas de la generación, es difícil que seamos sorprendidos por lo ofrecido por el mismo, como ocurre con el motor Source en los últimos juegos del mismo.

Por suerte el apartado artístico se une al refinamiento citado para que este error se supla de la mejor forma posible.