The Elder Scrolls V: Skyrim. Apartado jugable

Bellos parajes y peligros mortales en cada rincón de Tamriel

En Bethesda han asegurado que han mejorado mucho la trama con respecto a Oblivion, otorgándole un tono más épico y trascendental a nuestros actos en la historia principal. Hay confirmados un total de 200 finales distintos, con pequeñas variaciones entre ellos dependiendo de las decisiones que hayamos tomado por el camino. Como siempre, tendremos las diferentes tramas de cada gremio, una delicatessen como siempre y que seguro guardará algún regalito a los seguidores más antiguos de la franquicia.

Cuando el protagonista Dovahkiin salga de la celda donde presumiblemente (vistos los precedentes) se iniciará el juego, se enfrentará a un mundo mejor recreado que nunca antes. Aunque su tamaño es más o menos el mismo que en la anterior entrega, el nivel de detalle a crecido notablemente. Se acabaron las enormes extensiones de terreno sin apenas elementos, interactuables o no, que den realismo a esta representación de un mundo fantástico. En Skyrim todo tiene un aspecto natural más geográficamente creíble que nunca.

El mapeado es más accidentado que nunca

Todo el mapeado estará repleto de accidentes geográficos tales como acantilados, ríos, cuevas, colosales montañas y tortuosos caminos por los que nuestro protagonista podrá moverse con total libertad. Todo tiene un aspecto mucho más real, y esto no se limita a los elementos naturales: nos encontraremos con cinco grandes ciudades repletas de gente, de vida y de historias, pero por todo el mapa habrá muchísimos pueblos pequeños que podremos visitar y en los que sucederán cosas tan o más interesantes que en las propias capitales.

Cuando lleguemos a estas aldeas nos daremos cuenta de su aspecto único: los aldeanos trabajarán en sus quehaceres diarios y reaccionarán a nuestra presencia dependiendo siempre de nuestra fama y la virtud o falta de ella que se destile de las historias que se explican sobre nuestros actos. Esto puede afectar a las relaciones que podemos establecer con estos personajes, que nos odiarán, nos temerán o vitorearán nuestro nombre por las calles. Cada pueblo se gestiona de una manera diferente y tiene una manera de vivir única. Es posible que si destruimos el comercio de un pueblo que vive de ello, podamos ver las consecuencias de este acto en sus habitantes.

La IA de los NPC esta muy depurada

Cada uno de los personajes que encontremos por el camino puede ser testigo de actos valerosos o deleznables por nuestra parte, y crear a partir de ahí un mito alrededor nuestro o difundir nuestra fama en la población a la que pertenezca. Otros personajes, como animales o bandidos, ejecutarán complejas estrategias para vencernos. Pero el mayor ejemplo de buena inteligencia artificial está en los dragones, terribles enemigos pero también poderosos aliados. Como descendiente de estos seres mitológicos, podremos ponerlos de nuestro lado en momentos puntuales.

Pero los efectos de la Radiant Story no se quedan solo en esto. Los eventos y las reacciones de los personajes se manejan de manera totalmente aleatoria, sujetos al manejo racional de variables que escapan a nuestro control. El juego no solo tiene en cuenta las consecuencias de nuestros actos, sino también a las variables que escapan de nuestro control en Tamriel, los hechos cotidianos que cobran vida más allá de nuestra aventura. No será extraño llegar a un lugar y encontrarse con un problema iniciado por disputas y relaciones que se han ido gestando cuando no mirábamos.

El concepto de mundo vivo y dinámico se aplica a todos los niveles, y aunque ya concretaremos más detalles al respecto en el avance dedicado al apartado técnico, podemos avanzar que todas las criaturas del señor (en este caso, de los señores) que tienen cabida en este tapete medieval tienen un comportamiento propio y único. Lo más importante es que cada raza, cada animal, tiene unas reacciones totalmente coherentes con el entorno y con los hechos que acontecen en cada momento. Por otra parte están los efectos climatológicos, capaces de inundar zonas o de cortar el paso a otras tantas, así como destruir el entorno en tiempo real.