Análisis Atelier Ayesha: The Alchemist of Dusk

Pensar en franquicias conocidas de JRPGs nos lleva en primer lugar, de forma inevitable, a nombres de enorme calibre como 'Final Fantasy', 'Dragon Quest' o 'Tales of'. Reflexionar con algo más de calma podría llevarnos también a mencionar otras series como 'Kingdom Hearts', 'Disgaea', 'Star Ocean', 'Wild Arms', 'Suikoden', 'Breath of Fire', 'Phantasy Star' o 'Grandia' entre muchos otras, y es que por solera y sabiduría gamer, que no quede. Pero curiosamente, en la mayoría de casos, costaría bastante llegar hasta el nombre que hoy nos ocupa: 'Atelier'.

No es que sea por falta de trayectoria, puesto que con una quincena de títulos principales a sus espaldas, amén de algún que otro título adicional, la franquicia desarrollada por Gust desde 1997 anda bastante sobrada de credenciales. Es su limitado público, en todo caso, lo que hace que 'Atelier' siga siendo una serie relativamente desconocida, algo a lo que la ausencia de alguna entrega realmente destacada tampoco ayuda en demasía.

Y aun así, sin hacer mucho ruido, 'Atelier' sigue afianzándose con paso firme en la actual sobremesa de Sony, a la que tras terminar la trilogía conformada por 'Rorona', 'Totori' y 'Meruru' visita una vez más con 'Atelier Ayesha: The Alchemist of Dusk'. Un nuevo episodio que da inicio asimismo a lo que parece una nueva trilogía que será pronto continuada con el recientemente anunciado 'Alchemist of Dusk Sky'.

Fiel a su propia filosofía y con una nueva protagonista, la interminable historia de los alquimistas llega con una nueva historia que narrar.

En busca de la hermana perdida

La historia de 'Atelier Ayesha' da inicio en un remoto rincón de un mundo algo apagado y lleno de extrañas ruinas provenientes de una antigua civilización. En ese rincón de mundo se encuentra la casa de Ayesha, una joven boticaria que pasa su vida preparando medicinas para ayudar a quienes puedan necesitarlas. No siempre estuvo sola, pero un buen día su querida hermana Nio desapareció sin más. Desde entonces visita regularmente una especie de santuario en su memoria, y allí será donde vuelva a verla momentáneamente envuelta en un misterioso brillo antes de volver a esfumarse.

Convencida de que Nio sigue viva y se encuentra atrapada en algún lugar, Ayesha recogerá sus bártulos y, acompañada de Pana, su hermosa y simpática vaca de pelo azulado, iniciará un viaje en el que deberá aprender los misterios de la alquimia y la relación que ésta guarda con el paradero de Nio. No faltarán, como es costumbre, compañeros tanto ya conocidos como recién llegados que se unirán a su causa, entre los que se encuentran un buen puñado de chicas monas. Así, conoceremos a la alocada aprendiz de bruja Willbell, la introvertida y algo rara guardaespaldas Linca o al misterioso Keithgriff, un experto en alquimia que parece saber mucho más de lo que dice.

Juntos emprenderán un viaje que se desarrolla sobre un mapeado general en el que aparecen señaladas numerosas localizaciones y cuya exploración viene marcada por un elemento que cobra gran importancia en el desarrollo de 'Atelier Ayesha': el paso del tiempo.