Yo maté a SackBoy (o eso creo)

Reportaje

Este artículo no es más que una manera de intentar expiar mi alma para que no me condenen por tanta muerte de trapo, que al ritmo que llevo, podría haber hecho ya, no sé, montañas

12/11/2008 16:30
Y si alguno está libre de culpa que levante su mano, porque todos, propios y extraños, hemos disfrutado estrellando al pequeño muñeco de trapo contra todo tipo de bombas, pinchos y monstruos varios. Pero no es el objeto de este artículo cuestionar las numerosas maneras de morir que, entre todos, le hemos infringido a tan apreciado ser, sino más bien pensar en alto en la más cruel y dolorosa de todas ellas: la censura.

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¿Dije censura? Quería decir, por supuesto, violación del copyright o asalto a la propiedad intelectual, o quizás intrusismo creativo; como veis cualquiera de ellas suena fatal y, en un juzgado, habría violado no sé cuántos artículos de la legislación mundial. Se me ocurren mil formas distintas de abordar este tema y, posiblemente, me quedaría yo solo escribiendo en este blog sin parar y, lo que es peor, sin llegar a ningún sitio. Pero el debate que suscitan los últimos movimientos de las compañías y desarrolladoras por proteger sus ideas y nombres, bien merece estas líneas.

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Y ahí es donde realmente me convierto en asesino; porque, por favor perdonadme por lo que voy a escribir, estoy de acuerdo en el concepto. Aguardad un minuto antes de cerrar el explorador y dejadme que me explique. Lo mismo consigo, mínimamente, que me comprendáis. He intentado que Sony, Activision y todos los que han aplicado la ley de la propiedad intelectual contestaran mis preguntas, pero sin éxito, así que me limitaré a dar mi idea de lo ocurrido para que, quien lo desee, la debata; pero con una condición: el sackboy con casco, gafas de sol, abrigo gris y esa sonrisa burlona es intocable, que soy yo mismo.  He leído en estos últimos días mucho de lo que se ha dicho, a un lado y otro del océano, sobre el tema de la desaparición de niveles. Y debo decir, que en muchos casos, se han sacado las cosas de su sitio. No hay mayor virtud que el respeto al trabajo ajeno, al igual que todos deseamos que valoren el que cada uno realizamos.

En determinados sectores, ese trabajo, se alimenta de los ingresos que reportan las ventas, publicidad y uso de un determinado producto. Para conseguir que funcione así, el propietario compra el copyright sobre su producto. Otros tienen como copyright las 8 horas de oficina que desarrollan todos los días. Son formas de vida igual de válidas. Yo, que soy el propietario de MeHagoUnLioConElMontepío, encuentro que, los señores de Sony, publican en Internet un nivel que se llama como mi nombre, por el que pago una barbaridad, y voy y los denuncio. Así saco otras perrillas más y además le acuso de haber violado mi copyright... y consigo un dolor de cabeza para los chicos de Sony.

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