Stephen King: Influencias de un maestro del terror

Reportaje

También en los videojuegos se notan sus ideas e influencias

04/05/2010 22:00
Cuando se habla de Alan Wake como el regreso del mejor Survival Horror, un título que nos obligará a dormir con la puerta entreabierta y nos deparará algún que otro momento de pánico cuando nuestra imaginación dibuje monstruosas criaturas en las sombras que acechan en las esqunas de nuestros dormitorios, uno no puede más que esperar ansioso a que llege por fín el momento de acudir a las tiendas, correr a casa con el juego bajo el brazo y echar las persianas.

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Visceral Games abrió la veda con un genial Dead Space, terror psicologico, enfrentamiento ante lo desconocido en un entorno cerrado, asfixiante, con criaturas que no dudarán en despedazarte.

Por desgracia poco más ha visto el género y la expectación por la obra de Remedy es máxima. La historia, cuidándonos de contar lo justo y no spoilear, versa sobre un escritor de cierto éxito obligado a refugiarse en un idílico pueblo de montaña para enfrentarse a toda una crisis de inspiración. La desaparición de su mujer, misteriosos trozos de una novela escrita con su letra donde se revelarán retazos de lo que sucedió y sucederá y una oscura presencia, un mal que ataca por la noche manejando cuerpos y objetos como marionetas en una gigantesca mano diabólica, serán las vigas sobre las que levantar un guión apasionante. Cualquier seguidor de la obra de Stephen King encontrará estas palabras terriblemente familiares.

El considerado maestro del terror, Stephen Edwin King (Portland, Maine, 1947) esta muy presente en el guión y cada uno de los personajes que pueblan el universo de Alan Wake, si bien no será esta la única influencia palpable, destacando también la conocida serie Lost (Perdidos, de la que el señor King y yo nos declaramos fans confesos, por cierto) en su estructura episodia con finales abiertos. Empezando por el protagonista, habitual en las novelas de Stephen King: Un escritor (El Resplandor, It, Misery, Tommyknockers, La Mitad Siniestra, Un Saco de Huesos) que cumple además con el consejo que el mismo King ofrece a todos los noveles que empiecen a fabricar historias, habla sobre lo que conozcas. Alguien cercano, con un punto prepotente tras una carrera fugaz de éxitos y egoísta.

Nada de personajes perfectos, sin estereotipos. El primer paso para que el lector se sienta parte de la historia es presentarle unos personajes que bien podrían ser nuestros vecinos, hermanos o nosotros mismos y enfrentarlos a situaciones sobrenaturales, terribles, reflejando con gélido realismo sus reacciones , sus emociones, trazando una finísima línea entre la locura y la cordura, y permitiéndose traspasarla cuando menos lo esperemos. Esta idea choca con lo que nos tiene acostumbrados la industria del videojuego, muy dada a lucir personajes musculados, capitanes del equipo de rugby que aplastan al malo de turno y salvan a la chica.

Héroes con una férrea moral que separan siempre el bien y el mal. Por suerte existe una tendencia que va cobrando protagonismo en esta generación, la moralidad, poder elegir dos caminos e influir con nuestras decisiones en el trato con los personajes o el desarrollo de la historia, con mayor o menor profundidad dependiendo de la propuesta y siendo el rol su máximo exponente. Pese a ello, resulta raro ver un protagonista de la calle, alguien que huya despavorido ante una escavadora que cobra vida y amenaza con atraparle y, en su carrera, se tropiece mientras escuchamos de su mente la agonía y la histeria pugnando por paralizar cada músculo de sus piernas.

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Este recurso, meterse en la piel del protagonista, escuchar sus reflexiones como un ser racional que va perdiendo la cabeza a medida que lo sobrenatural se impone es compartido por el juego y el estilo de King. El mismo cuidado y cercanía recibirán los personajes secundarios, personalidades muy dispares que nos sonarán familiares, descatando al excéntrico y jovial amigo de Alan, su agente Barry Wheeler y su forma de afrontar la terrible transformación del pueblo. Argumentos fantásticos con personajes reales enfrentados a situaciones extremas. Esto es Alan Wake señores.

El marco en el que se desarrolla la historia tampoco se escapa de las similitudes con la obra del genial escritor norteamericano. Bright Falls, un pueblo fictício en la montaña, de apariencia tranquila. Gentes amables, trabajadoras, reservadas. Un sitio ideal para desconectar y encontrar la inspiración perdida. Alan y su esposa dan con una casa perdida junto al lago, se aislan de la civilización sin esperar lo que se les viene encima, ignorando su cruel destino. Stephen King es un habitual en manejarse con entornos aislados, agobiantes, donde el protagonista desamparado deba luchar contra una presencia malévola, sea o no tangible, o contra sí mismo. Podemos verlo en la genial "Misery", donde un escritor - de nuevo influenciado por una vivencia personal - sufre un accidente de tráfico y es recogido por una fan transtornada, una enfermera que le retiene obligándole a reescribir su novela favorita o en "El Juego de Gerarld", una mujer esposada al cabecero de la cama durante un juego sexual con su marido, fulminado por un infarto, enfrentándose así, en la misma casita de montaña aislada, contra el hambre y la desesperación, sin saber si los fantasmas que la atormentan son reales o producto de su mente agotada.

Sin olvidarnos de otro clásico del género: "El Resplandor", magnífica novela adaptada por otro maestro - Stanley Kubrick - al celuloide donde un escritor en crisis alquila un antíguo hotel abandonado para él y su familia, un lugar ideal donde encontrar la calma y volver a escribir, situado en un enclave que obliga a sus inquilinos a permanecer aislados del mundo durante 6 meses por las nevadas. La soledad y la monotonía de los días rasgará una por una todas las cuerdas que mantienen al protagonista en sus cabales antes de recorrer los pasillos, ojos brillantes y hacha en mano. No serán pocas las situaciones que evocarán fragmentos de la obra del señor King, pero los tendréis que descubrir (y disfrutar) vosotros mismos. Abrazar el nerviosismo, no cedáis a la tentación de encender la luz y mirar tras el sofa. El terror vuelve a visitar vuestras consolas. Nadie dijo que esto sería un paseo por el campo.

stephen king [1]