Nuevo personaje desbloqueado: Sid Meier

A esta afición tan creativa se le unió otra que tenía lo mejor de ésta con las ventajas de las nuevas tecnologías: la informática y sobretodo, el diseño y la programación. Poco a poco iría haciéndose un nombre en la industria, firmando (y nunca mejor dicho) sus juegos con cuatro premisas básicas: diversión, jugabilidad, interactividad y accesibilidad, cuatro características que siempre le habían llamado la atención de los juegos de mesa y que lo han convertido en una especie de Will Wright algo más hardcore. Hablamos del niño que soñaba ser pirata, o dueño de una empresa ferroviaria, o líder de una gran civilización: Sid Meier.

Sid Meier nació en 1954 en la ciudad de Detroit, conocida por su industria automovilística. Quizás fuera el repicar de las prensas y de las cadenas de montaje el que creó en su mente esa afición por la creación de maquetas; pieza a pieza, punto por punto, creaba variedad de maquetas de todo tipo: aviones, trenes barcos, submarinos, etc. Pero un poco después, en plena adolescencia, decidió estudiar informática, tecnología que por aquél entonces comenzaba a coger fuerza. En este mundo de la programación descubrió un mercado/arte/ocio que empezaba a abrirse paso: los videojuegos. Meier lo vio algo muy interesante, y creía que podría salir algo consistente si juntaba sus dos aficiones (las maquetas y los juegos de mesa) con este nuevo ocio electrónico. Quizás, tal y como él imaginaba, además de crear todo tipo de vehículos se podría simular pilotarlos también en la pantalla del ordenador.

No se decantó completamente hacia la industria de los videojuegos para consolas de sobremesa hasta 1982, recién cumplidos los 28 años de edad. Decidido a crear un videojuego donde se simulara muy fielmente la conducción de un avión. Para contar con todo el respaldo y la supervisión de un auténtico conocedor de estos pájaros de hierro, Meier convenció al comandante Bill Stealey de las Fuerzas del Aire de EEUU de que se podrían crear videojuegos de simulación sobre la conducción de estos aparatos, que no solo sería un ocio productivo sino también una herramienta para el aprendizaje de los cadetes del ejército. Sorprendentemente convenció al militar, y juntos fundaron la desarrolladora MicroProse. Inmediatamente comenzaron a desarrollar videojuegos de simulación de aviación para Commodore 64, Apple II y las consolas de Atar como la Atari 2600 y la Atari 5200.