Nuevo Personaje Desbloqueado: Sam Lake

Hoy no es un personaje desbloqueado común y corriente. Solemos hablar en esta serie de artículos sobre artistas y creativos consagrados, con una larga carrera y con muchos títulos superventas a sus espaldas. De esos creadores que salen a las ruedas de prensa, que explican y dan conferencias, que son la cabeza visible de un proyecto puntero. Pero este mes la situación requiere otro tipo de artículo para explicar otro tipo de artista. De esos del trabajo a la sombra, en la caverna del asunto, creando el núcleo de esos juegos que aparecen casi de la nada y te atrapan con su humildad y, como no, su calidad. Guionista, pensador de productor que van más allá de lo que se suele crear. Hablo de Sam Lake, o mejor dicho, del alter ego de Max Payne.

Madera de escritor y vocación de genio del videojuego, extraña mezcla para alguien que no parece querer darse a conocer demasiado en la industria del videojuego. Nació el 18 de julio de 1970 en Finlandia, y su nombre real es Sami Järvi. El nombre artístico que se ha otorgado pudo venir por su gran afición tanto a la lengua inglesa como a la cultura norteamericana. Talentoso escritor desde temprana edad, Lake decidió licenciarse en Inglés y Literatura en la Universidad de Helsinki.

Desde hacía algún tiempo, Lake era amigo de un desarrollador de videojuegos amateur llamado Petri Järvilehto. Su amigo le contó que había fundado una empresa, Remedy Entertainment, y que ya se encontraban trabajando en su primer proyecto. Se trataba de un juego de conducción bastante simplón llamado Death Rally, que sin ser un gran éxito logró cuajar bien en el mercado. La cuestión es que Järvilehto tenía problemas con el guión, y pidió una pequeña ayuda a Lake para el desarrollo. El juego salió al mercado de la mano de Apogee, y Sam Lake disfrutó mucho durante el tiempo que participó en la creación. Parece que había descubierto un mundo que le llenaba de verdad. Sin pensárselo dos veces, habló con su amigo Järvilehto y se puso a escribir el guión del próximo juego de la compañía. Un título oscuro, sobre un policía fugitivo en busca de venganza por la muerte de su mujer y su hija. Un tema (el amor), que parece obsesivo para nuestro protagonista de hoy. Tras unos meses de trabajo, y unos cuantos cafés, Lake presentó en las oficinas de Remedy el guión de Max Payne.

Este proyecto entusiasmó a la desarrolladora, y Järvilehto, que además de trabajar con los finlandeses también formaba parte de la mítica 3D Realms, convenció a sus colegas para que se fijaran en el título y le proporcionaran producción y distribución una vez terminado. Así empezó el gran desarrollo de Remedy Entertainment. Max Payne no solo contaba con un impresionante guión narrado a través de viñetas de cómic. También tenía una jugabilidad exquisita a la cual añadieron por primera vez en la industria el tiempo bala, heredado de las películas de acción de Honk Kong al estilo John Woo. Sam Lake quería la perfección en el proyecto, por eso no se limitó a escribir solo el guión sino que también diseñó en parte los niveles y puso cara al protagonista, además de participar en las sesiones de captura de movimiento. De hecho, todo el equipo de desarrollo protagonizó a los personajes del juego, ya que el presupuesto era bastante limitado y no llegaba para contratar a actores profesionales.

La prensa lo amó. El público lo llevó en volandas. Las productoras se mataban por él. Max Payne se convirtió en un hito increíble, en un juego que caló profundo en los jugadores de todo el mundo. Rockstar se hizo con la licencia del juego para sacar una versión en consolas, mientras que Macsoft hizo lo propio para Mac. El juego fue un éxito de crítica y vendió más de siete millones de copias en todo el mundo. Remedy se hizo de oro y no dudó en ponerse manos a la obra con una segunda parte, obviamente con Sam Lake a la cabeza.