Formato Físico VS Formato Digital (Juan)

Pero eso es una utopía que, al menos hoy, no podemos ni soñar. La alternativa es solamente descargar al disco duro de nuestra consola y jugar. No hay caja donde protegerlo o recogerlo de forma celosa para que los demás no lo disfruten (y quien diga que no lo ha hecho nunca, miente).

O esos ratos dedicados a pasar y pasar las páginas del pequeño manual que viene en la lengüeta de la carátula, que nunca leemos, pero que miramos y miramos ciento y una veces. Porque el sentimiento de propiedad es una característica ligada al carácter latino. Es como la vivienda; mientras en el resto de Europa proliferan las fórmulas de alquiler, en nuestro país no eres persona hasta que no consigues tu casa. Esto es lo mismo. Por propia naturaleza, el ser humano entendemos muy mal todo aquello que no podemos tocar o poseer; los bienes “intangibles” como los llaman los expertos, generan recelo y desconfianza.

La sensación de vacío que te deja un juego cuando lo descargas, es muy similar. Sabes que lo tienes porque puedes jugarlo, pero no eres capaz de tocarlo, de tenerlo entre las manos.

No quiero parecer excesivamente conservador o retrógrado, pues la evolución tecnológica y las incontables posibilidades que nos da el acceso cada vez más completo a Internet, entiendo abren un mundo infinito de posibilidades en el campo de los videojuegos. Las descargas digitales permiten corregir bugs y fallos que, incomprensiblemente, aún siguen apareciendo en los juegos y no son descubiertos hasta su salida al mercado.

O en otro orden, siempre que las compañías se comprometan con sus proyectos, pueden hacer que la vida de un juego se alargue en el tiempo de forma continua, mediante la realización de expansiones y nuevas fases. Así mismo, el acceso a partidas online en cada juego, debe imponerse de forma global, pues forman una increíble red de socialización abriendo las puertas del mundo a zonas y lugares con pocas posibilidades de expansión.

Pero tras jugar online y descargar nuestros parches, nada más gratificante que guardar nuestro juego en su caja, releer de nuevo las páginas de nuestro manual y pensar en cuál será el próximo juego a afrontar. Porque a pesar de los avances en los accesos a la red, aún hay mucha gente que carece de estas conexiones, y sólo pueden acceder a los juegos a través de los formatos físicos. O incluso quien, teniendo Internet, no puede jugar conectado a la red por tener que compartir televisor o marcharse a otra habitación.

A estos argumentos, hay que añadirle el acceso a las ediciones limitadas y ediciones de coleccionista que los grandes títulos editan, de forma exclusiva, durante un periodo de tiempo. ¿Cómo podemos trasladar estos formatos a la descarga digital? ¿Os imagináis la edición coleccionista de Resident Evil con un extra formado por un art book que te descargas en PDF y un CD de canciones en forma de unos mp3 reproducibles en la consola?

Y no olvidemos la autoestima. No es lo mismo coger tu disco duro (en una Xbox) o la consola completa (si es una Playstation 3 o una Wii) y decir a tus amigos “aquí dentro tengo lo último de la Marvel, el Metal Gear versión X y el pedazo de juego del Final Fantasy XXV que acabo de pasarme”, que coger tu móvil, colocar tus juegos y consolas sobre tu cama, y hacer tus mejores fotos para colgarlas en el foro de Blogocio y observar cómo todos los demás, elogian tus posesiones. Vanidad tenemos todos, sin que haya que hacer sangre, pero a nadie le amarga un dulce. Por último, y dejado para el final a conciencia, la expansión de las descargas digitales fomentarán el aislamiento y romperán con una de las mayores ventajas de los videojuegos, la socialización de los jugadores.