Historias de San Valentín

Squall Leonhart y Rinoa Heartilly, de Final Fantasy, han protagonizado la mejor historia de amor conocida. Y que conste que no lo digo yo, que lo publicaron así prestigiosas revistas del género como IGN, Edge o la propia Vogue. Se conocieron en el baile de graduación y Squall se enamoró casi al instante de Rinoa. Sus principios fueron algo turbios y discutían constantemente, aunque ello no hacía más que afianzar su amor y estrechar sus lazos. Momentos como el abrazo tras rescatarla del Sorcerer Memorial han pasado a los anales de la historia por su ternura y emoción.

Pero si yo tuviera que elegir una imagen de lo que estos dos personajes representan, la escena del beso en el Jardín de Balamb creo que sería, sin dudarlo, una magnífica carta de presentación de mi mejor trabajo como Cupido. Sólo me queda una pena antes de irme. En el Olimpo ofrecían desde el mes pasado, una recompensa cuantiosa a quien consiguiera encontrarle pareja a Lara Croft, porque a esta chica no hay forma de sacarle novio, y ya comienzan las habladurías; yo le había echado el ojo ya a un tal Yakuza, al que como también le van el tema de los tatuajes, estaba seguro que haría que la recompensa fuera mia.

Voy a cerrar ya mis memorias y las enviaré a alguna editorial para ver si me las publican y me gano unas pelillas, que tal y como está el mercado ahora, dudo mucho que encuentre trabajo. Y como estaba de autónomo en el Olimpo, no tengo ni derecho a paro porque no pagué los seguros, pensando que esto sería para toda la vida. Me despido ya. Si os enteráis de algo, no dudeis en hacérmelo saber, que yo estoy dispuesto a trabajar de lo que sea. Os dejo la portada de mi libro, por si alguna vez lo véis en librerías, para que lo compréis.

Feliz San Valentín, aunque para mi mismo, no lo sea tanto.