Historias de San Valentín

Qué duro resulta convivir con una enfermedad que sabes que te quita la vida y ver cómo tu persona amada sufre en silencio. Aún se me saltan las lágrimas al recordarlo.

Pero no todo es tragedia. A veces un golpe de viento ha resultado mi peor enemigo y me ha convertido en el centro de todo tipo de críticas. Os contaré un secreto. Siendo pequeños, pero como yo veía que había buen feeling entre ellos, enlacé con uno de mis lanzamientos a Sora y Kairi, de Kingdom Hearts. Los dos muy guapos. Disfrutaba mucho viéndolos pasear juntos y hacer correrías. Mientras perdía el tiempo mirándolos, observé a una parejilla que pasaba cerca y, como me parecieron simpáticos, decidí lanzarles uno de mis hechizos. Os juro que no vi a Rikku. Apareció como casi de la nada y, en un intento por no darle, desvié mi flecha a Sora, rozándole y arañando también a Rikku en el trayecto. Las malas lenguas dicen que Sora está enamorado de Rikku, pero no es verdad, sólo están un "poquito" unidos por un accidente, pero son amigos nada más.

También he pasado mucho miedo en este trabajo. Aún recuerdo con pavor cuando me encargaron que me fuera a Resident Evil, a las instalaciones de Umbrella a buscar a Leon Kennedy y a Ada Wong. No salió muy mal la cosa, pero yo aún me sueño con aquellos bichos que salían por todas partes.

Y qué os voy a contar de deshacer entuertos. Qué trabajito me costó convencer a todo el mundo de que Ryo Hazuki y Nozomi Harasaki no eran novios, sino sólo amigos en Shenmue. Tres disparos fueron suficientes para que estallara el amor entre Ryo y Shenhua y poner fin a tanto chismorreo. Hacían buena pareja ¿verdad?

Distinto fue el caso de Link, de las historias de Zelda. Y ahí yo no tuve nada que ver. Me avisaron para que hiciera mi trabajo entre él y la famosa princesa. Menos mal que al contratarlos, se les pide a todos una prueba de ADN y los resultados llegaron a tiempo, porque, aunque no confirmado, parece ser que pueden ser hermanos. Total, que yo quieto. Como lenguas viperinas no faltan, ya hay quien dice que qué extraño es que un joven siga soltero a su edad, que no se le ve con chicas, que si esa faldita verde. Envidias, seguro.

Pero que conste que yo no pongo la mano en el fuego por nadie, que lo mismo, en la próxima entrega, Link en vez de un palacio sale de un armario. Me estoy enrollando mucho, pero es que no sé donde parar de contar historias. No puedo olvidarme de mis trabajos en Metal Gear, con las historias de Solid Snake y Meryl Silverburg o la que casi me cuesta el puesto de Naked Snake y Eva (los Big Boss y Big Mama respectivamente). Que no digo yo que no fueron malos, pero estaban hechos el uno para el otro.

Así, de corrillo, recuerdo también a Wander y Momo de Shadows of the Colossus, o a los increibles George Stobbart y Nicole Collard de Broken Sword. ¿Y Ryudo y Millenia, de Grandia? ¿No fue hermosa su historia? Claro que para pareja peculiar la de Kyrie y Nero en Devil May Cry.

Pero amor entregado, de los de verdad, el que demostró Gordon Freeman a Alyx Vance cuando se negó a matarla, convirtiendo en una pesadilla su propia vida por esa decisión. Y no me dieron comisión ninguna por tamaño novelazo.

Christof Romuald y Anezka (Vampire the Masquerade), Dante y Trysh (Devil May Cry), Max Payne y Mona Sax (Max Payne), Lloyd y Colette (Tales of Symphonia), Chrono y Marle (Chrono Tigger), Sonya Blade y Jackson Briggs (Mortal Kombat), o la reciente parejita de Nathan Drake y Chloe, que dará mucho que hablar, son trabajos que no hice mal. No fueron perfectos pero oye, al menos lo intentaron.

Pero antes de cerrar estas memorias, no puedo dejar de hablar de la que sin duda ha sido la pareja que ha protagonizado el mayor romance de la historia de los videojuegos y es, sin duda, el mejor de mis trabajos.