10 cosas que queremos ver en 'The Witcher 3: Wild Hunt'

2. Un combate mejorado y más ágil

Salvando un poco las distancias, el primer juego de 'The Witcher' se caracterizaba en su combate por implementar la acción propia de los RPG más clásicos uniendo detalles como los quick time events; llegado el momento de un enfrentamiento, aparecía en pantalla un icono que nos mostraría cuando asestar un golpe. Interesante en sus inicios pero poco profundo a la larga.

'The Witcher 2' iba un poco más allá. El nuevo motor gráfico empleado ayudaba a crear unos combates mucho más realistas. Eso se notaba no solo en los movimientos, sino también a la hora de conocer a nuestro enemigo; un paso en falso podría implicar quedarnos vendidos tanto ellos como nosotros.

Desgraciadamente no todo era perfecto, a los espectaculares enfrentamientos les falta algo de fluidez, un pequeño hervor que no dificultara tanto la tarea de manera indirecta. Eran complicados, si , mucho además. Aquí no valía la típica táctica de "patada en la puerta" y acabar a base de "click click click click" con todo. Había que marcar un tempo, conocer los puntos débiles del adversario y demás estrategias. El problema venía cuando tanto en teclado/ratón así como el pad de Xbox 360 los controles no respondían como debieran.

En 'The Witcher 3: Wild Hunt' queremos combates realistas, al mismo nivel que los jugados en su segunda parte, pero algo más ágiles, fluidos y en definitiva más intuitivos. Muchas veces rodar, técnica imprescindible en cualquier nivel de dificultad, nos dejaba vendidos frente a un enemigo o realizar un ataque fuerte implicaba mayor tiempo de respuesta. En definitiva, solo optimizar pequeños apartados que hagan de él un apartado aún más adictivo de lo que ya es.

3. Mayor presencia de enemigos finales

Los enemigos finales son imprescindibles en cualquier RPG que se precie. En 'The Witcher' pasaban en mayor o menor medida desapercibidos. La segunda entrega dejó grandes momentos a este nivel, pero echamos de falta algo más.

No queremos desvelaros contra quién tenéis la oportunidad de luchar en cada uno de los juegos; pero si os contaremos que a pesar de la espectacularidad que destilan los adversarios de 'The Witcher 2' tenemos la sensación de que queremos más. Es lógico que CD Projekt RED ande con pies de plomo en este aspecto. El mundo de Temeria contiene todo tipo de brujería, criaturas y demás componentes fantásticos; pero al contrario que otros títulos del género como un 'Elder Scrolls' o 'El Señor de los Anillos' en su vertiente literaria; la saga del Lobo Blanco es más reticente a ello. Todo ha de mostrarse en su justa medida, aunque eso no implica hacerlo de manera increíble una vez llegue el momento, véase la aparición de un dragón.

No abusar de criaturas gigantescas es un punto a favor; no nos cansaremos de ellas al tercer encuentro. A grandes rasgos, 'The Witcher 3: Wild Hunt' no hace falta que tenga cada mazmorra un gran "final boss"; hay muchas maneras de implementarlo. Desde un ancestral fantasma que aguarda nuestra llegada en un torreón abandonado; un hombre lobo que tiene sumido en el terror a todo pueblo; son buenos ejemplos de variedad y que a fin de cuentas es lo que nos gustaría poder disfrutar; por supuesto teniendo cada uno de ellos su estrategia para ser eliminado, apartado que el estudio polaco sabe como incluir.